El concurso de disfraces de Ángel


Había una vez en la escuela infantil "Rayito de Sol" un niño llamado Ángel, que desde muy chiquito había empezado a disfrutar del mundo que lo rodeaba.

Desde que tenía pocos meses de edad, sus ojos curiosos no paraban de observar todo lo que sucedía a su alrededor. Ángel era un niño muy especial. Siempre estaba sonriendo y contagiando alegría a todos los que estaban cerca de él.

Le encantaba inventarse palabras nuevas y hacer bromas para hacer reír a sus amigos. Un día, mientras jugaba en la terraza con sus compañeros, se le ocurrió una idea brillante. Decidió organizar un concurso de disfraces para divertirse aún más.

Todos los niños se emocionaron con la propuesta y comenzaron a preparar sus trajes con entusiasmo. "¡Hola amigos! ¿Están listos para el gran concurso de disfraces?" -exclamó Ángel emocionado. Los niños asintieron felices y comenzaron a desfilar con sus originales atuendos.

Había princesas, superhéroes, animales y hasta un extraterrestre muy simpático. Pero cuando llegó el turno de Ángel, todos quedaron sorprendidos. "¡Wow! ¡Miren qué disfraz tan increíble!" -exclamaron maravillados.

Ángel se había transformado en un colorido arcoíris, con cada uno de los colores pintados en su ropa y una corona brillante en su cabeza. Era realmente espectacular. Después del desfile, los niños votaron por su disfraz favorito y por supuesto, Ángel fue el ganador indiscutible.

Estaba feliz de haber logrado contagiar alegría a todos sus amigos. Pero la diversión no terminó ahí. Los niños decidieron hacer una obra de teatro juntos donde cada uno tendría un papel importante.

Ángel fue elegido como el narrador debido a su habilidad para inventar historias divertidas. Durante semanas ensayaron con entusiasmo hasta que llegó el día del gran espectáculo.

Los padres y maestros se reunieron para ver la función y quedaron impresionados por el talento y la creatividad de los pequeños actores. Al finalizar la obra, todos aplaudieron emocionados y felicitaron a los niños por su excelente trabajo en equipo.

Ángel comprendió entonces que cuando se trabaja juntos y se pone amor en lo que se hace, cualquier sueño es posible de alcanzar. Y así, entre risas, juegos e imaginación, Ángel siguió creciendo feliz en la escuela "Rayito de Sol", siendo siempre recordado como aquel niño lleno de luz que iluminaba cada rincón con su alegría contagiosa.

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