El Concurso de Dulces
Había una vez en un pequeño pueblo argentino, dos mejores amigas: Andrea y Hilmarie. Andrea era una chica muy creativa, siempre inventando juegos y aventuras. Hilmarie, por otro lado, era la reina de la cocina y amaba hacer dulces. Un día, mientras caminaban por el parque, escucharon rumores sobre un concurso de dulces que se iba a llevar a cabo el próximo fin de semana.
"¡Hilmarie! ¡Tenemos que participar en el concurso!" - exclamó Andrea con entusiasmo.
"¡Sí! ¡Podemos hacer los mejores alfajores del mundo!" - respondió Hilmarie mientras se imaginaba su deliciosa receta.
Como ese día hacía mucho calor, decidieron refrescarse con unas aguas saborizadas que habían aprendido a preparar con frutas.
"¿Y si le ponemos un poco de menta?" - sugirió Andrea.
"¡Buena idea! Al menos, si no ganamos, que la gente se llene de frescura!" - bromeó Hilmarie.
Ambas se pusieron a trabajar para preparar su receta especial de alfajores, utilizando los ingredientes más frescos y deliciosos. Pero a medida que cocinaban, comenzaron a tener algunos problemas. Primero, se distrajeron con una telaraña que apareció en la esquina de la cocina.
"¿Viste eso? ¡Es enorme!" - gritó Andrea, olvidando por un momento los alfajores.
"¡Y debe ser la telaraña del monstruo cocinero!" - bromeó Hilmarie mientras intentaba atraparla con un trapo.
Las risas llenaron la cocina, pero no se dieron cuenta de que el agua para los alfajores había comenzado a hervir y, al revisar, ¡sorpresa! Se había derramado todo y la cocina estaba hecha un desastre.
"¡Oh, no! ¡Esto es un caos completo!" - dijo Andrea, mientras se cubría con harina.
"No te preocupes, Andrea. ¡El desorden es parte de la diversión!" - dijo Hilmarie con una sonrisa.
Después de limpiar y volver a empezar, finalmente lograron hacer la masa perfecta. Estaban listas para el siguiente paso: ¡decorar sus alfajores! Usaron mermelada hecha en casa, chocolate derretido y, para darles un toque especial, un poco de confite de colores.
Pero ocurrió algo inesperado. Mientras Hilmarie llenaba la bandeja de alfajores, un grupo de gorriones decidió hacer una visita, atraídos por el dulce aroma.
"¡Hilmarie, los pájaros están robando nuestras decoraciones!" - gritó Andrea, mientras un gorrión escabullía un confite.
"¡Ya no puedo más!" - rió Hilmarie mientras trataba de espantar a los gorriones.
Finalmente, ya derrotadas por los pájaros, las chicas decidieron que debían hacer 'Dulces Gorriones' y nombrar así a su receta de alfajores. Al día siguiente, llegaron al concurso de dulces.
Al ver a todos los participantes, la ansiedad las invadió. Había un montón de tortas enormes decoradas con fondant, otros con cupcakes multicolores, ¡y hasta un helado gigante!"Tal vez deberíamos haber hecho una torta..." - susurró Andrea, dudando de su idea.
"Pero nuestros alfajores son únicos, ¡tenemos un tema!" - le respondió Hilmarie, tratando de animarla.
Cuando llegó el momento de la evaluación, los jueces probaban uno a uno cada dulce. Al final, llegaron al stand de Andrea y Hilmarie. Ellas presentaron sus 'Dulces Gorriones' con muchas risas y detalles.
"¿Son realmente alfajores?" - preguntó uno de los jueces, con una sonrisa divertida.
"¡Sí! Y los hemos decorado para que sean un festín para los pájaros también!" - dijo Hilmarie.
Después de unas buenas risas por la ocurrencia, los jueces probaron los alfajores y quedaron encantados con el sabor.
"¡Son espectaculares! ¡Lo único que le faltaba era un gorrión que lo picotee!" - exclamó uno de ellos.
Al final del día, Andrea y Hilmarie no ganaron el primer premio, pero ganaron el premio del jurado al más creativo.
"¡No ganamos la copa, pero ganamos algo mejor!" - dijo Andrea.
"¡Sí! ¡Pasamos un día increíble y creamos algo único!" - respondió Hilmarie, señalando su trofeo que decía 'Más Creativas'.
Y así, las dos amigas aprendieron que a veces la diversión está en el camino y en la creatividad, más que en la competencia. Se prometerían un nuevo concurso el próximo año, pero con decoraciones más seguras contra los gorriones.
FIN.