El concurso de murales en la escuela Alegría y Diversión


Érase una vez en la escuela "Alegría y Diversión", ubicada en un pequeño pueblo argentino llamado Risasville, donde todos los días estaban llenos de risas y diversión.

En esta escuela tan especial, los niños no solo aprendían matemáticas y ciencias, sino que también descubrían el valor de la amistad y la importancia de ser ellos mismos. Nuestro protagonista se llama Juanito, un niño muy curioso y divertido.

Desde el primer día que llegó a la escuela, se dio cuenta de que su vida allí sería diferente a cualquier otra.

El director de la escuela, el señor Sonrisas, siempre recibía a los niños con una gran sonrisa y les decía: "¡Bienvenidos a Alegría y Diversión! Aquí aprenderán mientras se divierten". En su primer día de clases, Juanito conoció a sus nuevos amigos: Martín, Sofía y Valentina. Juntos formaron un equipo inseparable. Cada día era una aventura nueva llena de risas y aprendizaje.

Un día, durante una clase de arte con el profesor Pinturitas, Juanito tuvo una idea genial. Le propuso al profesor organizar un concurso para pintar murales en las paredes del patio escolar. Todos los niños estarían emocionados por participar.

El director Sonrisas estaba encantado con la idea y decidió hacerlo aún más emocionante: el mejor mural ganaría un viaje sorpresa al zoológico más grande del país. Los niños estaban entusiasmados por comenzar a pintar.

Durante semanas trabajaron juntos como equipo para diseñar sus murales. Juanito y sus amigos decidieron que cada mural representaría un valor importante, como la amistad, la solidaridad y el respeto por la naturaleza. El día del concurso llegó y todos los murales eran increíbles.

Los niños se sorprendieron al ver lo talentosos que eran sus compañeros. Pero solo uno podía ganar el viaje al zoológico.

El jurado tuvo una difícil decisión, pero finalmente eligieron el mural de Sofía, que representaba la importancia de cuidar a los animales en peligro de extinción. Todos aplaudieron emocionados por su merecida victoria. Aunque no todos pudieron ganar el viaje al zoológico, el director Sonrisas tenía una sorpresa para todos los niños.

Decidió organizar un paseo en bicicleta por el pueblo para celebrar su esfuerzo y creatividad. Durante el paseo en bicicleta, Juanito se dio cuenta de lo afortunado que era de tener amigos tan especiales y una escuela tan divertida.

Se prometió a sí mismo seguir aprendiendo mientras disfrutaba cada momento de su vida escolar.

Y así fue cómo Juanito descubrió que la escuela puede ser mucho más que libros y tareas aburridas; puede ser un lugar lleno de risas, amistad y oportunidades para crecer como persona.

Desde aquel día, cada vez que alguien le preguntaba cómo era su vida en la escuela, Juanito respondía con una gran sonrisa: "¡Mi vida en la escuela es muy divertida!" Y sabía que eso nunca cambiaría mientras estuviera rodeado de amigos maravillosos y maestros que amaban enseñar con alegría y diversión.

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