El concurso mágico
Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, una escuela llena de niños felices y curiosos. En esta escuela, la maestra Clara era conocida por su creatividad y pasión por enseñar.
Cada día, ella les enseñaba a sus alumnos cosas nuevas a través del juego, el dibujo y la música. Un día, la maestra Clara llegó al salón de clases con una gran sonrisa en su rostro. Tenía una sorpresa especial para sus estudiantes.
Les dijo: "Hoy vamos a tener un concurso de talentos". Los ojos de los niños se iluminaron de emoción mientras imaginaban todas las cosas increíbles que podrían hacer en el concurso.
Todos comenzaron a hablar al mismo tiempo sobre lo que querían hacer. Lucas levantó la mano y exclamó: "¡Yo quiero cantar! ¡Sé la canción del himno nacional argentina!"Martina saltó emocionada y dijo: "¡Yo quiero bailar! Sé una coreografía muy divertida".
Luego fue el turno de Sofía: "¡Yo quiero dibujar! Puedo crear un hermoso paisaje argentino". La maestra Clara estaba encantada con las ideas de sus alumnos. Los animó a seguir adelante y les recordó que lo más importante era disfrutar cada momento.
El día del concurso llegó rápidamente. El salón estaba decorado con globos coloridos y todos estaban ansiosos por mostrar su talento. Los padres también asistieron para apoyar a sus hijos.
La maestra Clara tomó el micrófono y anunció: "¡Bienvenidos al Concurso de Talentos!". Uno por uno, los niños subieron al escenario y mostraron sus habilidades. Lucas cantó el himno nacional argentina con una voz clara y fuerte. Todos en la audiencia se pusieron de pie y aplaudieron emocionados.
Luego fue el turno de Martina, quien realizó una coreografía llena de energía y gracia. Sus movimientos eran tan asombrosos que todos los presentes no pudieron evitar unirse a ella y bailar juntos.
Después vino Sofía, quien dejó a todos sin palabras con su increíble talento para dibujar. Creó un paisaje argentino lleno de color y vida, que parecía cobrar vida ante los ojos de todos. Cuando terminaron las actuaciones, llegó el momento más difícil: elegir al ganador del concurso.
La maestra Clara reunió a todos los niños en el escenario y les dijo: "Quiero felicitarlos a todos por participar. Cada uno de ustedes mostró su talento único". Los niños sonrieron orgullosos mientras se abrazaban unos a otros.
Sabían que lo más importante era haberse divertido y compartir su pasión con los demás.
La maestra Clara les dio un último consejo antes de finalizar el día: "Recuerden siempre seguir sus sueños y explorar todo lo que les apasiona. No importa si ganamos o perdemos, lo importante es disfrutar del proceso".
Desde ese día, la clase se convirtió en un lugar donde cada niño se sentía seguro para expresarse libremente a través del juego, el dibujo y la música. Aprendieron que no había límites para su creatividad e imaginación. Y así, la escuela se llenó de risas, canciones y dibujos maravillosos.
Los niños descubrieron que el verdadero talento estaba en disfrutar lo que hacían y compartirlo con los demás. Y así vivieron felices y creativos, inspirando a otros a seguir sus pasiones y convertir cada día en una nueva aventura llena de juegos, dibujos y canciones.
FIN.