El Conejito Curioso
Había una vez un conejito llamado Tito que vivía en un bosque lleno de flores y árboles. Tito era muy curioso y cada día exploraba nuevos rincones del bosque. Un día, mientras saltaba entre las hojas y los colores, encontró algo sorprendente: una pequeña puerta en el suelo. ¡Nunca había visto una puerta tan pequeña!
Intrigado, Tito se acercó y decidió abrirla.
"¿Qué habrá del otro lado?", pensó para sí mismo.
Al abrir la puerta, se encontró con un mundo brillante y mágico lleno de mariposas de todos los colores. Tito no podía creer lo que veía.
"¡Wow! Esto es increíble!", exclamó mientras unas mariposas danzaban a su alrededor.
De repente, una mariposa dorada se posó frente a él y le dijo:
"Hola, Tito. Soy Lila, la mariposa guía de este mundo. Estás en el Reino de las Mariposas. Aquí la curiosidad y la imaginación son muy valoradas."
Tito estaba asombrado. Nunca había hablado con una mariposa antes.
"¿Qué puedo hacer aquí?", preguntó emocionado.
"Hay muchas cosas por descubrir. Vamos a un viaje!", respondió Lila.
Juntos, Tito y Lila volaron por el cielo, explorando un bosque de flores que hablaban y árboles que cantaban. Tito se dio cuenta de que cada flor le contaba una historia y cada árbol tenía secretos que revelar.
Mientras recorrían el lugar, Tito vio unas mariposas que parecían tristes.
"¿Por qué están tan tristes esas mariposas?", preguntó Tito.
"Ellas perdieron su color porque no han contado sus historias. Todos los seres tienen algo que compartir", explicó Lila.
Tito pensó que él también quería ayudar.
"¡Yo puedo contarles historias!", propuso.
"Esa es una gran idea, Tito!", dijo Lila emocionada.
Tito se acercó a las mariposas y les dijo:
"Hola, soy Tito. ¿Quieren que les cuente una historia?"
Las mariposas, intrigadas, aceptaron.
Así que Tito comenzó a contarles sobre sus aventuras en el bosque, las veces que había conocido a distintos animales, y las cosas maravillosas que había visto. A medida que narraba sus relatos, las mariposas comenzaron a recuperar su color. ¡Era como si las historias les estuvieran devolviendo la vida!"¡Gracias, Tito!", dijeron las mariposas. "Tus historias son mágicas."
Viendo esto, Lila sonrió y dijo:
"Ahora ves el poder de la curiosidad y las historias. Todos tenemos algo valioso que compartir, y tu curiosidad te ha llevado hasta aquí, ayudando a otros a ser felices."
Pero entonces, un fuerte viento empezó a soplar y Tito sintió que debían volver a casa.
"Lila, debo regresar. Mis amigos deben estar buscándome."
"Está bien, Tito. Recuerda siempre que el conocimiento y la curiosidad son herramientas poderosas. Puedes regresar cuando quieras. Siempre habrá un rincón para historias en nuestro reino."
Tito se despidió de todos, y con el corazón lleno de alegría y color, volvió a la pequeña puerta.
"¡Hasta pronto, mariposas!", gritó mientras cerraba la puerta atrás de él.
Regresó a su bosque, y cada vez que miraba las flores y árboles, su corazón sonreía. Desde ese día, Tito no solo exploró el bosque, sino que también comenzó a contar historias a sus amigos.
"Cada uno de nosotros tiene una historia que contar. ¡Y eso es lo que nos hace especiales!", les decía.
Y así, Tito el conejito curioso, no solo descubrió un mundo nuevo, sino que también aprendió la importancia de compartir y valorar las historias de cada uno, creando un bosque más unido y feliz.
Y nunca olvidó la pequeña puerta que lo llevó a un mundo de maravillas, donde la curiosidad siempre sería celebrada.
FIN.