El Conejito del Lago Titicaca



Un día soleado, Ángel y Paul, dos amigos del jardín de Challapampa, estaban jugando con sus carritos en las orillas del lago Titicaca. Mientras corrían y reían, de repente, vieron a un conejito blanco que saltaba entre los arbustos.

"¡Mirá!"- exclamó Ángel, señalando al conejito. "¡Qué lindo!"- respondió Paul. Intrigados, decidieron acercarse al pequeño animalito, que parecía un poco asustado.

"No te preocupes, no venimos a hacerte daño"- dijo Paul con una voz suave, intentando que el conejito se sintiera seguro.

Cuando el conejito se acercó, los chicos se dieron cuenta de que tenía una pequeña pata lastimada. "¡Pobrecito!"- dijo Ángel. "Debemos ayudarlo"- agregó Paul. Así que, con mucho cuidado, hicieron un pequeño refugio con hojas y ramitas para el conejito.

"Vamos a cuidarlo hasta que se sienta mejor"- propuso Ángel. Y así, además de jugar, los amigos aprendieron sobre la importancia de cuidar a los animales y ser solidarios con los que nos rodean.

En poco tiempo, el conejito se recuperó, y una mañana soleada volvió a saltar alegremente entre los arbustos, dejando a Ángel y Paul con una sonrisa en el rostro y un bello recuerdo en el corazón.

FIN.

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