El conejito Pompón y el poder de la obediencia



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Feliz, un grupo de niños y niñas que asistían al jardín de infantes —"Arcoiris" .

En este jardín, la señorita Laura era la encargada de enseñarles a los niños muchas cosas importantes, como compartir, respetar y obedecer. Un día soleado, la señorita Laura decidió llevar a sus alumnos a dar un paseo por el parque.

Antes de salir, les dijo: "Recuerden chicos, es muy importante que me obedezcan durante nuestro paseo. No se alejen demasiado y no toquen nada peligroso". Los niños estaban emocionados por el paseo y prometieron ser obedientes. Caminaron tranquilamente hasta llegar al hermoso parque lleno de árboles altos y columpios coloridos.

Mientras jugaban en los columpios, escucharon un ruido extraño proveniente del arbusto cercano. Todos se detuvieron y miraron con curiosidad. De repente, apareció el travieso conejito Pompón. Pompón era conocido por su travesuras en el pueblo.

Siempre hacía cosas divertidas pero también peligrosas. El conejito saltó frente a ellos y dijo: "¡Hola chicos! ¿Quieren jugar conmigo?"Los niños se emocionaron mucho al verlo pero recordaron las palabras de la señorita Laura sobre no hablar con desconocidos sin permiso.

Entonces Juanito levantó su manito y preguntó: "-¿Señor Conejito Pompón? , ¿usted nos puede pedir permiso a nosotros para jugar?". El conejito Pompón se sorprendió por la pregunta y respondió: "¡Oh, claro! Perdón por no preguntar antes.

¿Me permiten jugar con ustedes?"Los niños se miraron entre sí y asintieron. Pero en ese momento, la señorita Laura apareció y les dijo: "Chicos, recuerden que estamos en un paseo escolar y deben obedecer las reglas.

No podemos jugar con el conejito ahora". Los niños estaban tristes pero entendieron que debían seguir las indicaciones de su maestra. El conejito Pompón los miró con tristeza y se fue saltando hacia otro lado del parque.

Continuaron su paseo explorando el parque, siempre manteniéndose cerca de la señorita Laura. Jugaron en los toboganes, subieron a los trepadores y hasta tuvieron una pequeña merienda. De repente, escucharon un ruido fuerte proveniente del lago cercano.

Todos corrieron para ver qué estaba pasando y descubrieron que uno de sus compañeros, Lucas, había caído al agua. Sin pensarlo dos veces, Juanito gritó: "-¡Señorita Laura! ¡Lucas está en peligro!".

La señorita Laura corrió rápidamente hacia el lago e hizo todo lo posible para rescatar a Lucas. Gracias a la rápida reacción de Juanito al avisar a la maestra sobre lo que estaba sucediendo, Lucas pudo ser rescatado sano y salvo.

Después del susto, todos volvieron al jardín de infantes donde la señorita Laura felicitó a Juanito por haber sido obediente y haber pedido ayuda en el momento adecuado. Desde ese día, los niños comprendieron aún más la importancia de la obediencia.

Aprendieron que obedecer a sus padres y maestros es fundamental para su seguridad y bienestar.

Y así, en Villa Feliz, los niños continuaron creciendo y aprendiendo juntos sobre la importancia de ser obedientes, siempre recordando las lecciones de aquel paseo al parque que les enseñó a escuchar y seguir las indicaciones de quienes velan por su cuidado.

FIN.

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