El conejo aventurero y sus amigos contadores
Había una vez un conejo llamado Rabi que soñaba con explorar el bosque. Un día, decidió que era hora de una gran aventura. "¡Hoy voy a contar todo lo que vea!"- se dijo emocionado.
Mientras caminaba, Rabi se encontró con una fila de hormigas.
"¡Hola, hormiguitas! ¿Puedo contar cuántas son?"-
"Sí, claro, Rabi. ¡Hay tres!"- dijeron las hormigas mientras se movían rápido.
Rabi siguió su camino y vio un grupo de mariposas volando.
"¡Mariposas! ¿Cuántas hay?"-
"¡Cuatro mariposas brillantes!"- respondieron y empezaron a bailar en el aire.
Contento, Rabi siguió avanzando y encontró un árbol con cinco pájaros cantando.
"¡Cinco pajaritos!"- gritó Rabi alegre.
"¡Sí! Y todos cantamos juntos. ¡La música es hermosa!"- piaron los pájaros.
Finalmente, Rabi llegó a un charco y vio seis ranas saltando.
"¡Wow! ¡Seis ranas saltarinas!"-
"¡Sii! ¡Ven a saltar con nosotros, Rabi!"- dijeron mientras plop, plop, plop, saltaban.
Rabi estaba tan feliz contando que decidió visitar a sus amigos para mostrarles lo que había aprendido. Les contó sobre cada grupo que había encontrado.
"¡Qué aventura! ¿Cuántos llevaste?"- preguntó su amigo el erizo.
"¡Siete amigos en total!"- respondió Rabi con una gran sonrisa.
Esa noche, cuando regresó a casa, Rabi entendió que contar no solo era divertido, sino que también le ayudaba a conocer mejor su mundo.
**Moraleja:** Al contar, aprendemos a observar y disfrutar de todo lo que nos rodea. ¡Las aventuras son más divertidas cuando las compartimos con amigos!
FIN.