El conejo dragón y el hechizo del volcán
Había una vez en un lejano valle, un conejo muy especial llamado Ciro. Ciro no era un conejo común y corriente, ¡no! Tenía escamas brillantes como las de un dragón y podía lanzar fuego por la boca.
A pesar de ser diferente, Ciro era muy amigable y siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás. Un día, el volcán que se encontraba en el centro del valle empezó a hacer erupción.
El fuego y la lava amenazaban con destruir todo a su paso. Los animales del lugar estaban asustados y no sabían qué hacer. Fue entonces cuando Ciro decidió intervenir.
"¡Tranquilos amigos! Yo puedo detener al volcán con mi aliento de fuego", anunció Ciro valientemente. El conejo dragon se acercó al volcán y empezó a lanzar llamaradas con todas sus fuerzas. Poco a poco, la lava se enfrió y el peligro fue controlado.
Todos los animales del valle aplaudieron emocionados y agradecieron a Ciro por salvarlos. Pero la aventura de Ciro no había terminado aún. Pronto descubrió que las brujas malvadas habían conjurado un hechizo para destruir el puente que conectaba el valle con el bosque vecino.
Sin ese puente, todos quedarían incomunicados. Decidido a ayudar una vez más, Ciro emprendió camino hacia el puente custodiado por soldados leales al rey del valle. "¡Alto ahí, Conejo Dragon! No podrás pasar", advirtieron los soldados. "Por favor, déjenme pasar.
Debo evitar que las brujas logren su cometido", suplicó Ciro con determinación. Los soldados dudaron por un momento, pero finalmente decidieron confiar en él y le permitieron avanzar hacia el puente.
Al llegar allí, encontraron a las brujas preparando su hechizo oscuro. "¡Deténganse inmediatamente!", ordenó Ciro con voz firme. Las brujas rieron con malicia e intentaron atacarlo con sus poderes mágicos, pero nada podía vencer la valentía y bondad del conejo dragon.
Con un último esfuerzo, Ciro sopló una gran llamarada que deshizo el hechizo por completo. El puente quedó a salvo gracias a la intervención heroica de Ciro.
Los soldados lo llevaron en hombros de regreso al valle entre vivas y aplausos de todos los habitantes.
Desde ese día en adelante, Conejo Dragon se convirtió en el protector oficial del valle y todos aprendieron que no importa cómo luzcas o qué habilidades tengas; lo importante es usar tus dones para hacer el bien en el mundo.
FIN.