El Conejo Matemático y su Fiesta de Zanahorias



Era una soleada mañana en el bosque, y el pequeño conejo llamado Rocco estaba muy emocionado. Hoy era el día de la gran fiesta de zanahorias, un evento que organizaba cada año para todos sus amigos.

Rocco miró por la ventana de su madriguera, y viendo el hermoso día decidió hacer una lista de tareas para prepararse. "Tengo que recoger zanahorias, invitar a mis amigos y, por supuesto, jugar con ellos".

Así que se armó de valor y salió al jardín. "¡Hoy recolectaré muchas zanahorias!", dijo mientras comenzaba a cavar en la tierra. Encontró una, dos, tres y cuatro zanahorias.

"¡Qué bien!", dijo Rocco, "Cuatro zanahorias son perfectas para empezar". Pero al mirar a su alrededor, vio que algunos amigos no estaban allí. "¿Cómo haré para que todos vengan a la fiesta?", se preguntó, un poco preocupado.

De repente, escuchó un ruido. "¡Hola, Rocco!" Era su amiga la tortuga Tula, que venía arrastrándose lentamente. "¿Te ayudo a recoger más zanahorias?" "¡Claro que sí! Pero necesitamos más amigos para que la fiesta sea divertida", respondió Rocco entusiasmado.

Entonces, Tula tuvo una idea. "Podríamos contar cuántas zanahorias tenemos y hacer una lista de a quiénes invitar". Rocco le respondió, "¡Buena idea! Vamos a contar juntos".

Contaron las zanahorias: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8 y 9 zanahorias. "¡Nueve zanahorias!" exclamó Rocco. "¿Cuántos amigos tenemos aquí para invitar?" Tula pensó por un momento y dijo, "Yo, tú, los patitos Pío, Pía y Pepo, y elí el zorro Zorrito. ¡Son cinco amigos!". Rocco hizo algunas cuentas en su cabeza. "¡Perfecto! Si tenemos nueve zanahorias y cinco amigos, nos quedarán cuatro zanahorias para cada uno. ¡Así habrá suficientes para todos!"

Ambos se rieron y con mucha energía, salieron a invitar a sus amigos. Al encontrar a los patitos, Rocco gritó "¡Hola amigos, vienen a la fiesta de zanahorias hoy!" Los patitos aletearon felices. "¡SÍ!", gritaron juntos, "Nunca dijimos que no a las zanahorias".

Por último, fueron a buscar a Zorrito, quien estaba tomando una siesta. "¡Zorrito, despierta!", dijo Tula. "Hoy hay una fiesta de zanahorias y estás invitado". Zorrito se estiró y sonrió. "¡Genial! ¡Las zanahorias son mis favoritas!"

Después de invitar a todos, Rocco y Tula regresaron a la casa de Rocco. "¡Ya está, todo listo! Ahora solo falta preparar la comida", dijo Rocco. Tula le preguntó "¿Qué más necesitamos para la fiesta?" Rocco pensó un momento y contestó "Necesitamos una mesa, platos y decoraciones". "¡Yo voy por las decoraciones!" dijo Tula, lista para ayudar.

Pronto, la fiesta comenzó. Los amigos llegaron, se sentaron alrededor de la mesa, y Rocco les preguntó. "¿Cuántas zanahorias tenemos?" - Todos contaron: "¡Nueve!".

"¿Cuántas tiene cada uno si compartimos?" Rocco les ayudó a hacer la suma. "¡Nueve entre cinco es igual a...!" Todos comenzaron a contar juntos y al final gritaron "¡Cuatro zanahorias para cada uno!" Un aplauso llenó el aire.

Todos estaban muy felices, compartiendo las zanahorias y disfrutando de su compañía. Pero luego, Rocco notó algo. "Pero, ¿y la zanahoria más grande?". Todos miraron hacia la mesa, donde había una zanahoria gigante y hermosa.

"Esa zanahoria es enorme. No podemos comerla todos juntos", dijeron los patitos. "¡Hagamos un juego!" propuso Tula. "El que gane el juego se llevará la zanahoria gigante, ¡así podemos disfrutarla después de la fiesta!". Todos estuvieron de acuerdo, y Rocco decidió hacer una carrera de obstáculos.

Así que todos comenzaron a correr y jugar juntos, saltando, corriendo y riendo. Al final del juego, el que ganó fue Zorrito, y él dijo "¡No me llevaré la zanahoria! Compartamos esta belleza con todos". Todas las sonrisas iluminaron la fiesta.

Y así fue cómo Rocco aprendió que las mejores fiestas son aquellas donde se comparten no solo las zanahorias, sino también las risas y la alegría de estar con los amigos.

De esta manera, Rocco y sus amigos pasaron un día maravilloso, lleno de juegos, aprendizaje y muchos momentos de felicidad. Y desde entonces, cada año, Rocco organizaba su fiesta de zanahorias, siempre recordando la importancia de compartir y disfrutar juntos.

FIN.

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