El conejo que aprendió a soñar y a triunfar
Había una vez un pequeño conejo llamado Casco que vivía en una pradera rodeada de flores y árboles frutales. A pesar de tener todo lo que necesitaba para ser feliz, Casco sentía que algo le faltaba en su vida.
Un día, mientras paseaba por el bosque, se topó con una almohada muy peculiar. Era suave y esponjosa, pero también tenía forma de queso y olía a pasta.
Casco no podía resistirse a probarla, así que se acurrucó sobre ella y cerró los ojos para dormir. Mientras dormía, tuvo un sueño extraño en el que estaba bailando tango con otros animales del bosque.
Él no sabía cómo bailar este ritmo argentino tan popular, pero sus amigos le enseñaron los pasos básicos y juntos se movían al son de la música. Cuando despertó de su sueño, Casco sintió algo diferente dentro de sí mismo. Se sentía más seguro y confiado en sí mismo.
Decidió explorar más el bosque para encontrar nuevas aventuras. Fue entonces cuando descubrió un grupo de conejos mayores que estaban practicando malabares con pelotas coloridas.
Al principio sintió miedo e inseguridad porque no sabía cómo hacerlo, pero recordó lo aprendido durante su sueño: "Paso hacia adelante, paso hacia atrás... Y otra vez". Casco tomó valor y decidió intentarlo. Con cada intento fallido se caída al suelo pero volvía a levantarse hasta lograrlo finalmente! Los demás conejos aplaudieron emocionados por él.
A partir de ese día, Casco se convirtió en el mejor malabarista del bosque y sus amigos lo admiraban por su valentía y perseverancia.
Además, nunca olvidó la lección que aprendió durante su sueño: siempre hay que intentarlo una y otra vez hasta lograrlo. Y así termina nuestra historia, con Casco sintiéndose feliz y realizado gracias a una almohada de queso pasta milonga.
FIN.