El Confuso Dióxido
Érase una vez en un pequeño y brillante universo de átomos, donde vivían juntos el oxígeno, el hidrógeno y el carbono. Eran amigos, pero el oxígeno tenía un pequeño secreto. Aunque siempre había sido sincero con los demás, había decidido jugar una broma al hidrógeno, sin saber las consecuencias que eso podría traer.
Un día, el oxígeno se encontró con el hidrógeno en el Bosque de Móviles, un lugar donde los átomos jugaban y se divertían.
"¡Hola, Hidrógeno!" - gritó el oxígeno, moviendo sus electrones con entusiasmo.
"¡Hola, Oxígeno!" - respondió el hidrógeno, sonriendo.
"Hoy es un gran día, ¿te gustaría unirte a mí y al Carbono para crear algo fantástico?"
"¡Claro! Estoy listo para cualquier aventura" - exclamó el hidrógeno.
El oxígeno, con su chispa traviesa, decidió no contarle al hidrógeno que su plan algo oculto, porque sólo quería divertirse un poco. Aquel día, se juntaron los tres: oxígeno, hidrógeno y carbono, y comenzaron a jugar una especie de baile químico.
"¡Vamos a hacer algo genial!" - dijo el carbono.
"¡Sí, ¡hagamos aventuras!" - respondió el hidrógeno, emocionado.
Con cada movimiento, el oxígeno perdió la cuenta de los pasos y, al final, con un giro sorprendente, el hidrógeno y el oxígeno se unieron al carbono. El resultado fue un destello brillante, y así, de la nada, nació un nuevo compuesto: ¡el dióxido de carbono!
Aunque el oxígeno esperaba que todo fuera diversión, lo que había creado fue una criatura un poco diferente, un pequeño dióxido de carbono que se veía sorprendido.
"¡Hola! ¿Quién soy yo?" - preguntó el nuevo compuesto con voz temblorosa.
"¡Eres un dióxido de carbono!" - exclamó el oxígeno, sintiendo un gran alivio.
Pero el hidrógeno no estaba tan feliz.
"¿Por qué no me dijiste que habías planeado esto? ¡No quería participar en algo así!" - gritó, sintiendo cierto desasosiego.
El oxígeno se sintió mal al ver a su amigo tan angustiado. Quería que los tres fueran felices juntos.
"Lo siento, Hidrógeno. Solo quería hacer algo diferente, y no pensé en cómo te sentirías. ¡Eres muy importante para mí!" - se disculpó el oxígeno.
"Lo entiendo, pero ahora tenemos una responsabilidad. Dióxido de carbono, ¿qué necesitas de nosotros?" - preguntó el hidrógeno, tratando de ayudar al nuevo compuesto.
El pequeño dióxido de carbono sonrió.
"No se preocupen. ¡Solo quiero ser parte del juego! También puedo ayudar a las plantas a crecer y darles energía al sol."
"¿Así que eres importante para el mundo?" - preguntó el carbono, asombrado.
"Sí. Pero aún necesito amigos como ustedes para jugar juntos. " - explicó el dióxido de carbono, sintiéndose un poco más seguro.
Entonces, los tres amigos, llenos de curiosidad, decidieron invitar al dióxido de carbono a unirse a su grupo y tratarlo con respeto.
"Esta es una oportunidad para aprender de ti, Dióxido de Carbono. ¿Qué te parece si hacemos un equipo?" - propuso el hidrógeno, con una sonrisa.
"¡Sí! ¡Seremos un equipo!" - respondió el dióxido de carbono, emocionado.
Desde ese día, el oxígeno, el hidrógeno y el carbono se unieron al dióxido de carbono, y juntos aprendieron que, aunque a veces planear cosas se puede salir de control, siempre se puede encontrar un camino para que todos se sientan incluidos y felices. Así, exploraron cada rincón del universo atómico, llenándolo de risas, colaboración y un profundo respeto por las maravillas de la química que los unían.
Y así fue cómo el engaño del oxígeno no solo llevó a la creación de un nuevo amigo, sino también a una lección valiosa sobre la amistad y la alegría de trabajar juntos, sin importar las sorpresas que la vida les tenía preparadas.
FIN.