El Congreso del Maíz en Celaya



Era un soleado día en Celaya, un pueblo famoso por su delicioso maíz. Los niños de la escuela primaria estaban muy emocionados porque ese fin de semana se celebraría el primer Congreso del Maíz. El evento prometía ser un espacio para aprender, compartir y divertirnos, y cada uno de ellos estaba ansioso por participar.

Marta, una niña curiosa y siempre dispuesta a aprender cosas nuevas, tenía un grupo de amigos muy cercanos: Tomás, un chico amante de la naturaleza; Lucrecia, quien siempre tenía una idea creativa en mente; y Facundo, que soñaba con ser inventor.

"¿Qué quiero aprender sobre el maíz?" - se preguntó Marta mientras caminaba hacia la escuela.

Sabiendo que el día del congreso se acercaba, decidieron hacer un plan.

"¡Hagamos un cartel para invitar a todos los niños!" - sugirió Lucrecia entusiasmada.

"¡Buena idea! Además, podríamos hacer un pequeño proyecto en el que explique cómo se cultiva el maíz" - agregó Tomás.

"Sí, y así podríamos mostrarle a la gente cómo se transforma en diferentes platos ricos. ¡Puedo inventar un juego sobre eso!" - exclamó Facundo.

Los amigos se pusieron a trabajar. Cada uno trajo algo especial para el cartel: Marta trajo colores y marcadores brillantes, Tomás hizo un dibujo de una planta de maíz, Lucrecia cortó formas de maíz de papel y Facundo diseñó un juego de preguntas.

Pasaron horas preparándose, pero cuando llegaron al congreso, una gran sorpresa los esperaba. Un grupo de científicos llegaba para explicar cómo el maíz ayudaba al medio ambiente y la importancia de mantener buenas prácticas agrícolas. Los niños miraron asombrados mientras uno de ellos dijo:

"El maíz no solo es un alimento, sino que es fundamental para nuestra cultura y también para el futuro del planeta. Al cultivarlo bien, podemos ayudar a nuestro suelo a ser más sano".

Los amigos pudieron ver los distintos tipos de maíz, desde los amarillos hasta los morados, y aprendieron sobre la historia del maíz en su país. Marta tomó notas mientras Tomás preguntaba sobre las mejores formas de sembrar.

"¿Y qué podemos hacer para ayudar al maíz a crecer en nuestras casas?" - preguntó Marta.

"Pueden tener un pequeño huerto en casa. ¡Es muy divertido!" - respondió la científica con una sonrisa.

Mientras los amigos recorrían los stands, de repente vieron que un grupo de expertos organizaba un concurso de recetas con maíz. Sus rostros se iluminaron, y rápidamente decidieron participar.

"¡Vamos a hacer algo delicioso!" - dijo Facundo "Podríamos preparar una torta de maíz".

"Pero no tenemos todos los ingredientes aquí..." - se preocupó Lucrecia.

Y entonces, al pasar por uno de los stands, encontraron un tutorial para hacer una tortilla de maíz. Con la ayuda de un chef, decidieron improvisar.

"¡No hay mejor momento que ahora para aprender!" - dijo Marta y se pusieron manos a la obra. Después de un rato de mezclar, amasar y cocinar, ¡las tortillas estaban listas!

Los amigos fueron al escenario y presentaron su torta al jurado, que estaba compuesto por chefs locales.

"¡La hicimos nosotros!" - gritó Facundo con orgullo.

El chef sonrió y les dijo:

"Estoy muy impresionado. Ustedes han trabajado muy bien en equipo. ¡Es lo que más me gusta ver en la cocina!"

Finalmente recibieron un segundo lugar, y aunque no ganaron el primer puesto, se sintieron muy orgullosos de su logro. El día terminó con el reconocimiento a todos los que participaron, y lo más importante: habían aprendido sobre el maíz y cómo cuidarlo del medio ambiente. Además, reforzaron su amistad trabajando juntos.

Marta, Tomás, Lucrecia y Facundo se despidieron del congreso prometiendo que al volver a casa, plantarían sus propias semillas de maíz y compartirían sus conocimientos con todos sus compañeros de clase.

"¡Hasta el próximo Congreso del Maíz!" - dijeron todos juntos mientras se alejaban con una gran sonrisa. La experiencia no solo les había dejado un sabor delicioso en la boca, sino también muchas enseñanzas.

Desde ese día, el maíz se convirtió en su gran aliado y en el símbolo de su amistad, el cual prometieron cultivar y cuidar siempre juntos.

FIN.

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