El consejo del árbol Ezequiel



Había una vez en lo alto de una imponente montaña, vivía una bruja llamada Morgana. Morgana era conocida en todo el bosque por ser muy malvada y no tener amigos.

Vivía en una choza oscura rodeada de perros feroces que la ayudaban a asustar a los demás habitantes del bosque. Un día, un árbol sabio llamado Ezequiel decidió hacer algo para cambiar la actitud de Morgana. Se acercó a su choza y golpeó la puerta con fuerza.

La bruja abrió sorprendida y preguntó:- ¿Quién eres tú, árbol entrometido? Ezequiel respondió con calma: - Soy Ezequiel, el árbol sabio del bosque, y he venido a ofrecerte mi ayuda.

Morgana frunció el ceño pero decidió escuchar lo que el árbol tenía para decirle. Ezequiel le explicó que si cambiaba su actitud malvada por una más amable, encontraría la felicidad que tanto anhelaba.

La bruja reflexionó sobre las palabras del árbol sabio y finalmente decidió hacer un deseo: quería ser feliz. En ese momento, un limón gigante apareció frente a ella y le indicó que debía exprimirlo para obtener la clave de su felicidad.

Morgana exprimió con todas sus fuerzas el limón hasta que finalmente salió un líquido dorado brillante que se convirtió en una taza de café caliente. Al beberlo, sintió cómo su corazón se llenaba de alegría y bondad. Desde ese día, Morgana cambió por completo.

Dejó de asustar a los habitantes del bosque y empezó a ayudarlos en todo lo que podía. Los perros feroces se convirtieron en tiernas mascotas que jugaban con los demás animales.

Un día, mientras paseaba por el bosque, se encontró con Ezequiel y le dijo emocionada:- ¡Gracias, querido amigo! Gracias a tu consejo pude encontrar la verdadera felicidad. Ezequiel sonrió satisfecho y le respondió:- La verdadera felicidad siempre estuvo dentro de ti, solo necesitabas descubrirla.

Y así, Morgana vivió feliz junto a sus nuevos amigos en el bosque encantado gracias al poder transformador del amor y la bondad. Y colorín colorado este cuento ha terminado.

FIN.

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