El consuelo de Benjamin



Benjamin y Victoria eran dos hermanos muy unidos. A pesar de que había una gran diferencia de edad entre ellos, siempre se divertían juntos.

Benjamin era el hermano mayor y le encantaba enseñarle cosas nuevas a su hermana menor. Un día, mientras jugaban en el parque, Victoria se cayó del columpio y se lastimó la rodilla. Benjamin corrió hacia ella para ayudarla y le preguntó si estaba bien.

"¡Ay! Me duele mucho", dijo Victoria con lágrimas en los ojos. Benjamin la levantó con cuidado y la llevó hasta un banco cercano para poder revisar su rodilla. Vio que tenía una pequeña raspadura pero nada grave. "No te preocupes, Vic.

Solo es una raspadura", dijo Benjamin tratando de tranquilizarla. Victoria todavía lloraba, así que Benjamin decidió hacer algo especial para alegrarla. Recordó que cerca del parque había una heladería donde vendían los mejores helados de la ciudad.

"¿Quieres ir a comer un helado? Así se te va a pasar el dolor más rápido", propuso Benjamin sonriendo. Victoria asintió emocionada y juntos fueron caminando hasta la heladería.

Mientras comían sus helados favoritos, Benjamin le contaba historias graciosas a su hermana menor y hacía todo lo posible por hacerla reír. Después de terminar sus helados, regresaron al parque para seguir jugando. Pero esta vez, Benjamin tenía una sorpresa preparada para Victoria: había traído consigo unas burbujas gigantes que habían comprado en una tienda cercana.

Los dos hermanos se divirtieron mucho haciendo burbujas gigantes y corriendo detrás de ellas. Victoria olvidó por completo el dolor en su rodilla y disfrutó al máximo el día junto a su hermano.

Al final del día, regresaron a casa cansados pero felices. Benjamin aprendió que en los momentos difíciles lo más importante es estar ahí para ayudar a los demás y hacerlos sentir mejor.

Y Victoria aprendió que incluso cuando algo duele, siempre hay una forma de encontrar la felicidad si se tiene un buen compañero al lado.

FIN.

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