El control de la selva


Había una vez en la selva un grupo de animales muy especiales. Cada uno tenía su propia personalidad y sus propias emociones, pero a veces no sabían cómo manejarlas.

La leona era muy valiente, pero a veces se enojaba demasiado y terminaba lastimando a los demás. El mono era muy divertido, pero también podía ser muy triste cuando algo malo le pasaba.

La jirafa era muy inteligente, pero a veces se ponía tan nerviosa que no podía concentrarse. Un día, mientras todos los animales estaban jugando juntos en el río, notaron que algo extraño estaba sucediendo. Las aguas del río comenzaron a subir rápidamente debido a una fuerte tormenta que se avecinaba.

-¡Oh no! -gritó la leona-. ¡Tenemos que salir rápidamente del agua antes de que nos ahoguemos! Pero el mono estaba demasiado asustado para moverse y la jirafa estaba tan nerviosa que no podía pensar con claridad.

-¡Tranquilos amigos! -dijo una voz sabia detrás de ellos-. Todas las emociones son naturales, lo importante es aprender a regularlas. Era el viejo elefante quien había venido en su ayuda. Él les enseñó cómo respirar profundamente y calmarse antes de tomar cualquier decisión impulsiva.

-Respira profundo tres veces -dijo el elefante-. Y piensa en algo feliz o relajante mientras lo haces. Los animales siguieron las instrucciones del elefante y pronto pudieron controlar sus emociones.

Con calma y paciencia lograron salir del río y ponerse a salvo. Desde ese día, los animales aprendieron a regular sus emociones y a no dejarse llevar por ellas. La leona aprendió a controlar su enojo y el mono aprendió que siempre hay una razón para ser feliz.

La jirafa se dio cuenta de que podía concentrarse mejor si estaba tranquila.

Y así, los animales vivieron felices en la selva, sabiendo que todas las emociones son naturales pero que lo importante es aprender a regularlas para poder tomar decisiones acertadas.

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