El coraje de Mateo



Había una vez un niño llamado Mateo, que era muy bajito pero tenía un gran corazón. Siempre había sido objeto de burlas y bromas por parte de sus compañeros de escuela debido a su estatura.

A pesar de esto, Mateo nunca dejaba que las palabras hirientes lo afectaran y siempre trataba de ser amable con todos. Un día, los estudiantes fueron llevados en un paseo escolar al zoológico.

Todos estaban emocionados por ver a los animales exóticos y aprender más sobre ellos. Sin embargo, cuando llegaron al zoológico, una fuerte tormenta se desató y el director decidió llevarlos a todos de vuelta al colegio para resguardarse.

Cuando regresaron al colegio, la lluvia continuó intensificándose y provocó un corte de luz en todo el edificio. La oscuridad reinaba en cada rincón del lugar y los niños comenzaron a asustarse. "¡Qué miedo! No puedo ver nada", gritó uno de los niños.

"Tranquilos chicos, no hay razón para entrar en pánico", dijo Mateo intentando calmarlos. "Vamos a buscar una salida juntos". Con valentía, Mateo guió a sus compañeros hacia la puerta principal del colegio. Pero para su sorpresa, estaba cerrada con llave desde afuera.

"Oh no, estamos atrapados", exclamó otro niño con angustia. "No se preocupen chicos", dijo Mateo con determinación. "He encontrado una pequeña ventana cerca del sótano que podría servirnos como salida". Todos siguieron a Mateo mientras se dirigían hacia el sótano.

Con mucho esfuerzo, lograron abrir la puerta y se encontraron con un oscuro y laberíntico pasillo. "¡Tenemos que encontrar esa ventana!", exclamó Mateo. "Todos juntos, sigan mi voz".

Los niños caminaban cautelosamente por el pasillo mientras Mateo les indicaba el camino. Finalmente, llegaron a una pequeña habitación donde estaba la ventana que llevaba al exterior. "Pero está muy alta", dijo uno de los niños preocupado. "No se preocupen chicos, ¡yo puedo subir!", exclamó Mateo decidido.

Con todas sus fuerzas, Mateo trepó por las estanterías y alcanzó la ventana. La abrió lo suficiente para poder salir y buscar ayuda. Mientras tanto, dentro del colegio los demás niños esperaban ansiosos.

Pasaron unos minutos interminables hasta que finalmente escucharon sirenas acercándose. "¡Escuchen! ¡Viene ayuda!", gritó Mateo desde afuera. Poco después, los bomberos llegaron al lugar y rescataron a todos los niños atrapados en el colegio. Los padres también fueron notificados y acudieron rápidamente a reagarrarlos.

Cuando todos estuvieron a salvo nuevamente, los compañeros de clase miraron a Mateo con admiración y gratitud en sus ojos. "Gracias por salvarnos", le dijeron emocionados.

"Nosotros te subestimamos solo por tu altura, pero ahora sabemos que eres un verdadero héroe". Desde ese día en adelante, los compañeros de clase de Mateo aprendieron una valiosa lección: nunca juzgar a alguien por su apariencia o tamaño.

Todos somos capaces de hacer cosas increíbles si nos damos la oportunidad y confiamos en nuestras habilidades. Y así, Mateo se convirtió en un ejemplo de perseverancia y valentía para todos los niños del colegio.

Juntos, aprendieron a respetar y valorar las diferencias de cada uno, formando una amistad basada en el compañerismo y el apoyo mutuo. Fin.

FIN.

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