El coraje de Renata
Había una vez una niña llamada Renata, una güera de 11 años, que vivía en un pequeño pueblo.
Renata era muy inteligente y siempre sacaba buenas notas en la escuela, pero tenía un problema: no quería ir a la escuela por miedo. Cada mañana, cuando llegaba el momento de levantarse y prepararse para ir a clases, Renata sentía un nudo en el estómago.
Le daban ganas de llorar y le temblaban las piernas solo de pensar en entrar al salón de clases. No entendía por qué sentía tanto miedo y ansiedad, pero eso no le permitía disfrutar de su vida escolar como debería.
Un día, mientras caminaba tristemente hacia la escuela con su mochila llena de libros sin abrir, Renata se encontró con un gato negro que parecía estar perdido. El gato miró a Renata con unos ojos brillantes y curiosos. "Hola gatito", dijo Renata mientras se agachaba para acariciar al animalito.
"¿Tú también tienes miedo?"El gato maulló suavemente como si entendiera lo que decía Renata. Sin pensarlo dos veces, ella decidió llevar al gatito consigo a la escuela. Tal vez tener compañía haría más llevadero ese miedo que tanto la atormentaba.
Al llegar al colegio, los compañeros de clase comenzaron a reírse del gato negro que acompañaba a Renata. Pero ella no les prestó atención y siguió adelante con valentía.
La maestra del salón notó algo diferente en Renata ese día. Parecía más decidida, más segura de sí misma. Al final de la clase, la maestra se acercó a Renata y le preguntó qué había cambiado en ella.
"Tengo miedo de venir a la escuela todos los días", admitió Renata con una voz temblorosa. "Pero hoy traje al gatito para que me acompañe y eso me ha dado fuerzas".
La maestra sonrió y le dijo a Renata: "Eres valiente por enfrentar tus miedos y buscar una solución creativa. Pero recuerda que el miedo es solo una emoción, no debe controlarte". Renata reflexionó sobre las palabras de su maestra mientras acariciaba al gato negro en su regazo.
Se dio cuenta de que el miedo no debía ser un obstáculo para disfrutar de la escuela y aprender cosas nuevas. A partir de ese día, Renata decidió enfrentar sus miedos con valentía.
Cada vez que sentía ansiedad o temor en la escuela, tomaba un momento para respirar profundamente y recordar lo que había aprendido del gato negro. Con el tiempo, Renata se convirtió en una niña más segura de sí misma. Ya no necesitaba llevar al gato a clases porque había descubierto su propia fuerza interior.
Y así fue como Renata superó su miedo a ir a la escuela gracias a un pequeño gatito negro y encontró el valor para enfrentarse a cualquier desafío que se le presentara en el camino.
FIN.