El Coraje de Sandor


Había una vez en el hermoso pueblo de Ocosingo, en lo profundo de la selva argentina, un perro llamado Sandor. Era un perro valiente y audaz que siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás.

Vivía felizmente con su dueño, Mateo, quien era el único humano al que le permitía acercarse. Un día soleado, mientras Sandor paseaba por el pueblo, escuchó unos llantos provenientes del bosque cercano.

Corrió rápidamente hacia allí y encontró a una pequeña ardilla atrapada enredada entre las ramas de un árbol. Sin pensarlo dos veces, Sandor se trepó al árbol y con mucho cuidado liberó a la ardillita.

La ardilla estaba muy agradecida y le dijo: "-¡Muchas gracias, Sandor! Eres realmente valiente y amable". Desde ese día, Sandor se convirtió en el héroe del bosque de Ocosingo. A medida que pasaba el tiempo, los animales del bosque comenzaron a acudir a Sandor cuando necesitaban ayuda.

Un día llegó volando hasta él un colibrí asustado: "-Sandor, necesito tu ayuda. Mi nido ha sido arrastrado por una fuerte tormenta", dijo angustiado. Sin dudarlo ni un segundo más, Sandor siguió al colibrí hasta donde se encontraba su nido destrozado.

Con paciencia y habilidad reconstruyeron juntos el hogar del pequeño pájaro. A partir de ese momento no había animalito que no conociera la fama de Sandor y todos acudían a él para pedir consejo o ayuda.

Incluso los animales más grandes y feroces se sentían seguros a su lado. Un día, mientras Sandor descansaba al sol en la orilla del río, escuchó un rugido desesperado. Era el león de circo que había escapado y estaba atrapado en medio del agua.

Sin pensarlo dos veces, Sandor se lanzó al río y nadó hasta donde estaba el león. "-¡No te preocupes, amigo! ¡Te sacaré de aquí!", gritó Sandor con valentía.

Con mucho esfuerzo y astucia, logró guiar al león hacia la orilla segura. El león agradecido lo miró con admiración: "-Eres un perro verdaderamente valiente y noble", dijo emocionado. A partir de ese día, Sandor se convirtió en una leyenda para todos los animales del bosque.

Su valentía y bondad eran conocidas por todas partes. Pero nuestro querido perro no dejaba que la fama se le subiera a la cabeza; siempre estaba dispuesto a ayudar sin importar qué tan grande fuera el desafío.

Y así fue como Sandor el perro valiente de Ocosingo vivió sus días llenos de aventuras y amistad en compañía de todos los animales del bosque. Siempre recordaremos su coraje y generosidad como ejemplo a seguir para ser mejores personas cada día.

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