El coraje de Sofía



Había una vez una niña llamada Sofía que vivía en un orfanato. Ella tenía cinco años y siempre se preguntaba por qué no tenía una mamá y un papá como los demás niños.

A pesar de que las cuidadoras del orfanato eran muy cariñosas con ella, Sofía sentía un vacío en su corazón. Un día, llegó al orfanato una señora llamada Ana. Era alta, de cabello rubio y ojos verdes brillantes.

Sofía la miró con curiosidad mientras la señora hablaba con las cuidadoras. Entonces, Ana se acercó a la niña y le sonrió. "Hola, ¿cómo te llamas?"-preguntó Ana amablemente. "Sofía"-respondió tímidamente la niña.

Ana se arrodilló frente a ella y le dijo:"Sofía, he venido aquí porque estoy buscando a alguien muy especial para mí". Sofía levantó sus ojos llenos de esperanza hacia Ana. "¿A quién buscas?"-preguntó curiosa. "Busco a una hija"-dijo Ana sonriendo dulcemente-.

"Alguien que me quiera mucho y me haga feliz todos los días". El corazón de Sofía latió más fuerte al escuchar esas palabras.

¿Podría ser posible? ¿Será que finalmente tendría una mamá? Después de hablar con las cuidadoras del orfanato y conocer mejor a Sofía, Ana decidió adoptarla. La pequeña estaba tan emocionada que no podía dejar de saltar y gritar de felicidad. Finalmente iba a tener su propia familia. Así, Ana y Sofía comenzaron su vida juntas como madre e hija.

Ana se dedicó a enseñarle todo lo que necesitaba saber para crecer fuerte y feliz. Le compró vestidos bonitos, le leyó cuentos antes de dormir y la llevó de paseo por la ciudad.

Sofía estaba tan feliz que no podía evitar sonreír todo el tiempo. Pero un día, algo inesperado sucedió. Ana enfermó gravemente y tuvo que ser hospitalizada. Sofía se quedó muy preocupada porque nunca había visto a su mamá enferma.

"No te preocupes, mi amor"-dijo Ana con una voz débil-. "Voy a estar bien". Pero los días pasaban y Ana no mejoraba. Sofía se sentía cada vez más triste al verla en la cama del hospital.

Una noche, mientras estaba acostada en su cama del orfanato (porque las visitas estaban restringidas debido a la pandemia), escuchó una voz en su cabeza:"Sofía, eres una niña muy valiente y fuerte".

La pequeña se asustó al principio pero luego entendió que era la voz de su mamá hablándole desde el corazón. "Mamá, ¿estás ahí?"-preguntó emocionada. "Siempre estoy contigo, mi amor"-respondió la voz-. "Y quiero pedirte algo muy importante". Sofía escuchaba con atención. "Quiero que seas valiente por mí"-dijo la voz-.

"Que sigas adelante aunque yo no esté contigo físicamente". La niña sintió un nudo en el estómago al pensar en esa posibilidad. "Pero mamá, ¿qué va a pasar si tú no te recuperas?"-preguntó con lágrimas en los ojos.

"Si eso sucede, quiero que recuerdes todo lo que te enseñé"-dijo la voz-. "Quiero que seas una niña feliz y amorosa. Que sigas adelante con coraje y determinación.

Y que algún día, cuando seas grande, puedas convertirte en una mamá tan maravillosa como yo". Sofía se sintió reconfortada al escuchar esas palabras. Sabía que su mamá siempre estaría con ella, aunque no estuviera físicamente presente. Los días pasaron y Ana finalmente se recuperó de su enfermedad.

Sofía estaba tan feliz de tenerla de vuelta en casa que la abrazaba todo el tiempo. Pero ahora sabía algo más: tenía un propósito en la vida.

Quería ser valiente por su mamá y algún día convertirse en una gran mamá como ella. Desde entonces, Sofía vivió cada día con alegría y esperanza. Siempre recordando las palabras de su madre adoptiva: "Sé valiente por mí".

FIN.

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