El Corazón Ayllén y el Misterio de Alexis



En un pequeño pueblo rodeado de montañas y ríos de aguas cristalinas, vivía Ayllén, una niña curiosa y valiente. Con su cabello enredado y su piel bronceada por el sol, Ayllén era conocida por su gran habilidad para crear maravillas con la naturaleza. Con hojas, flores y barro, podía hacer muñecos, adornos y todo tipo de arte.

Un día, mientras Ayllén exploraba el bosque cercano, vio a un niño que caminaba tranquilo, recogiendo piedras de colores que brillaban al sol. Era Alexis, un niño que había llegado al pueblo hacía poco y que, a pesar de ser bastante tímido, tenía una sonrisa que iluminaba todo a su alrededor.

Ayllén, al verlo, sintió algo especial en su corazón. Era como si una pequeña mariposa revolotease dentro de ella. Decidió acercarse a él.

"Hola, soy Ayllén. ¿Te gustan las piedras?" - preguntó con entusiasmo.

"Hola, soy Alexis. Sí, son hermosas. Cada una tiene su propio brillo..." - respondió Alexis, mirando su mano llena de piedras.

Desde ese día, Ayllén y Alexis comenzaron a pasar tiempo juntos. Ayllén le mostraba cómo hacer arte con la naturaleza, mientras que Alexis le enseñaba sobre las piedras, su forma y colores. Ambos se disfrutaban mutuamente y la amistad rápidamente se transformó en algo más profundo.

Una tarde, Ayllén decidió hacer algo especial para Alexis. Recolectó flores de todos los colores y hizo un collar. Cuando lo vio, Alexis se emocionó.

"¡Es precioso! Gracias, Ayllén. Eres muy talentosa." - dijo Alexis, adoptando un tono serio.

"Me alegra que te guste. Pero, ¿me dirías un secreto?" - Ayllén sonrió nerviosa.

"Claro, ¿cuál?" - preguntó Alexis, intrigado.

"Es que... desde que te conocí, me siento diferente. Como si tuviese mariposas en el estómago." - confesó Ayllén con sinceridad.

Alexis sonrió y se sonrojó. "Yo siento lo mismo. Eres una persona especial para mí."

Sin embargo, a medida que pasaban los días, Ayllén notó que Alexis comenzaba a estar distante. Un día, lo encontró en el mismo lugar de siempre, pero con la mirada triste.

"¿Qué te pasa, Alexis?" - le preguntó Ayllén preocupada.

"Me tengo que ir. Mi familia se mudará a otra ciudad y no podré quedarme aquí." - Alexis dijo con voz apagada.

El corazón de Ayllén se rompió en mil pedazos. "No puede ser... ¿Cómo podré vivir sin ti?" - dijo, intentando contener las lágrimas.

"Lo sé, Ayllén. Pero siempre estarás en mi corazón. Te prometo que buscaré la manera de volver y recordarte cada día." - respondió Alexis, con firmeza.

A pesar de la tristeza, Ayllén decidió hacer algo especial para que Alexis recordara aquel lugar y su amistad. Juntos, en su último día, hicieron una pequeña ceremonia donde colocaron las piedras y el collar de flores en un árbol.

"Siempre que veas este árbol, piensa en las aventuras que tuvimos." - dijo Ayllén sonriendo con lágrimas.

"Lo prometo, y tú también. Siempre haré que nuestro recuerdo brille como estas piedras." - contestó Alexis.

Cuando llegó el momento de despedirse, Ayllén le dio un fuerte abrazo. "Recuerda, ¡nuestras mariposas nunca dejarán de volar!" - dijo la pequeña.

Pasaron los días y meses, y aunque la distancia los separó, Ayllén comenzó a ver que su amor por Alexis no había desaparecido, sino que se transformó en un hermoso recuerdo. Con sus manos trabajadoras, siguió creando arte y cada día, encontraba una nueva forma de honrar su amistad.

Finalmente, un día, mientras Ayllén estaba en el bosque, vio una figura familiar acercarse. Era Alexis, sonriendo y con un gran mapa en su mano!"¡Ayllén! Vine a buscarte. No importa la distancia, seguiremos siendo amigos, así que... ¡mejor hagamos una aventura para encontrarnos!" - dijo Alexis con entusiasmo.

Ayllén sintió cómo las mariposas volvían a llenar su corazón. Juntos, comenzaron a crear un libro lleno de sus recuerdos, sueños y planes de futuras aventuras.

Y así, Ayllén y Alexis aprendieron que el amor verdadero puede resistir la distancia y siempre encuentra la manera de mantener los corazones unidos.

La historia de Ayllén y Alexis no solo se convirtió en una hermosa amistad, sino en una lección: que las conexiones sinceras son las que llevan nuestras almas a volar, sin importar los obstáculos que aparezcan en el camino.

FIN.

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