El corazón bondadoso de dos amigas
Halia y Nara eran dos amigas curiosas y valientes que siempre estaban en busca de aventuras emocionantes. Un día, decidieron adentrarse en un bosque encantado del cual hablaban las leyendas de la región.
Se decía que en ese lugar habitaba un monstruo de color azul que asustaba a todos los que se atrevían a entrar. Las dos niñas, con sus mochilas llenas de provisiones y mucha valentía en el corazón, comenzaron su travesía por el bosque.
El sol brillaba entre las ramas de los árboles, creando destellos dorados en el camino de las amigas. De repente, escucharon un ruido extraño proveniente de unos arbustos cercanos. - ¡¿Qué fue eso? ! -preguntó Nara con voz temblorosa.
- No lo sé, pero vamos a averiguarlo -respondió Halia con determinación. Se acercaron sigilosamente hacia donde provenía el sonido y descubrieron al monstruo azul.
Para sorpresa de las niñas, el monstruo no era feroz ni amenazante; al contrario, parecía triste y solitario. - ¿Por qué estás tan triste? -preguntó Nara con ternura. El monstruo azul les contó que se sentía solo porque todos huían asustados al verlo, sin darle la oportunidad de mostrar quién era realmente.
Conmovidas por la historia del monstruo, Halia y Nara decidieron ayudarlo a cambiar la percepción que tenían los demás habitantes del bosque sobre él.
Idearon un plan para organizar una fiesta sorpresa donde invitarían a todos para que conocieran al verdadero monstruo azul. Durante días trabajaron duro preparando comida deliciosa, decorando el lugar con flores coloridas y practicando bailes divertidos para entretener a los invitados. Finalmente llegó el día de la fiesta y todo estaba listo para recibir a los visitantes.
La noticia sobre la fiesta se esparció rápidamente por el bosque y pronto llegaron todos: hadas, duendes, animales parlantes e incluso algunos trolls curiosos.
Al principio hubo miradas nerviosas al ver al monstruo azul entre ellos, pero poco a poco fueron descubriendo su personalidad amable y gentil. La noche transcurrió llena de risas, juegos y nuevas amistades.
El monstruo azul se mostró como un excelente anfitrión, haciendo reír a todos con sus chistes ocurrentes e historias fascinantes sobre su vida en el bosque encantado. Al finalizar la fiesta, los habitantes del bosque comprendieron que no debían juzgar a alguien por su apariencia externa sino por sus acciones y bondad interior.
A partir de ese día, el monstruo azul dejó de ser temido para convertirse en uno más dentro de la comunidad mágica del bosque encantado.
Halia y Nara regresaron a casa felices por haber ayudado a cambiar una situación injusta y aprendiendo una valiosa lección: nunca juzgar sin conocer verdaderamente a alguien. Desde entonces, cada vez que miraban hacia el bosque encantado recordaban aquella maravillosa aventura donde descubrieron la importancia de la empatía y la amistad sincera.
Y así continuaron viviendo nuevas experiencias llenas de magia e enseñanzas invaluables junto a sus nuevos amigos del bosque encantado.
FIN.