El corazón de Ana



Había una vez una niña llamada Ana, con ojos grandes y brillantes, y una media melena de pelo oscuro.

Su mamá, Marta, también tenía el pelo oscuro y su papá, Juan, era moreno y tenía el pelo rizado y corto. Desde que nació, Ana fue el centro de atención de sus padres quienes la amaban muchísimo. Pero un día algo inesperado sucedió: los papás de Ana decidieron separarse.

Fue un momento difícil para todos porque no entendían por qué tenían que vivir en casas diferentes. Sin embargo, Marta y Juan se aseguraron de explicarle a Ana que aunque ellos ya no estuvieran juntos como pareja, siempre la amarían y estarían allí para ella.

"Ana querida -dijo Marta-, aunque ahora tengamos dos hogares separados, nunca olvides que siempre seremos tu familia". Ana asintió con tristeza pero comprendió las palabras de su mamá.

Aunque las cosas habían cambiado en su vida diaria, sabía que podía contar con el amor incondicional de sus padres. Con el tiempo, Ana comenzó a adaptarse a esta nueva situación. Descubrió que tener dos hogares significaba tener más tiempo para pasar con cada uno de sus padres por separado.

Los fines de semana iba a casa de papá donde jugaban al fútbol en el parque y comían helado juntos. Y durante la semana disfrutaba del rico guiso casero de mamá mientras hacían manualidades.

Un día mientras caminaban por el parque cerca de casa del papá, Ana notó algo extraño en un árbol cercano: ¡había un pajarito atrapado en una rama! Sin pensarlo dos veces, corrió hacia el árbol y con mucho cuidado liberó al pajarito.

El pequeño animalito voló alegremente por el cielo, dejando a Ana llena de satisfacción. "¡Mira mamá, papá!" -exclamó emocionada-. "¡Salvé al pajarito!"Sus padres sonrieron orgullosos y le explicaron que esa era una acción muy valiente y bondadosa.

Le dijeron que siempre debía estar atenta a ayudar a los demás cuando pudiera. A partir de ese día, Ana se convirtió en una niña aún más generosa y amable.

Siempre estaba dispuesta a ayudar a sus amigos en la escuela o compartir su merienda con aquellos que no tenían. Aprendió que las cosas difíciles pueden convertirse en oportunidades para crecer como persona. Con el tiempo, Marta y Juan también aprendieron a llevarse bien como amigos por el bienestar de Ana.

Empezaron a organizar juntos eventos especiales para ella, como su cumpleaños o Navidad. Ana se dio cuenta de lo importante que era mantener un ambiente armonioso entre ellos para su propia felicidad.

Así fue como Ana descubrió que aunque las familias puedan cambiar o separarse, siempre hay amor y apoyo si nos enfocamos en lo positivo y buscamos maneras de ser amables con los demás.

Y así continuó viviendo felizmente junto a sus padres, sabiendo que sin importar qué ocurriera en la vida, siempre tendría un hogar lleno de amor y cariño dondequiera que estuvieran sus papás. .

FIN.

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