El corazón de Benito



Había una vez en el bosque de pinos un oso llamado Benito. Benito era un oso muy alegre y cariñoso, siempre estaba dispuesto a ayudar a sus amigos del bosque y a jugar con ellos.

Sin embargo, una mañana se despertó con un gran malestar en el corazón que lo tenía preocupado.

Benito intentó varias cosas para sentirse mejor: tomó agua fresca del arroyo, dio un paseo por el bosque y hasta intentó cantar su canción favorita, pero nada parecía funcionar. Entonces, recordó que su mamá osa siempre tenía palabras sabias para ayudarlo a manejar sus emociones. Decidió ir en busca de su mamá osa, quien vivía al otro lado del río.

Cuando llegó allí, vio a mamá osa cargada de paquetes que parecían pesados. "¡Hola mamá! ¿Qué estás haciendo con todos esos paquetes?" preguntó Benito curioso. Mamá osa le sonrió tiernamente y respondió: "Hola hijo. Estos paquetes son mis preocupaciones y temores.

A veces la vida nos carga con cosas difíciles de llevar, pero es importante aprender a gestionarlas". Benito se sentó junto a su mamá mientras ella abría uno de los paquetes y sacaba una piedra grande y pesada.

"Esta piedra representa mi miedo al fracaso", explicó mamá osa.

Benito escuchaba atentamente mientras su mamá le mostraba cada una de las piedras que guardaba en sus paquetes: la tristeza por la partida de un amigo, la ansiedad por el futuro incierto y la soledad en momentos difíciles. "¿Cómo haces para llevar todas esas piedras sin derrumbarte?" preguntó Benito admirando la fortaleza de su madre.

Mamá osa le dio un abrazo cálido y le dijo: "Hijo, cada vez que siento que estas piedras me pesan demasiado, busco ayuda en mis seres queridos. Compartir mis preocupaciones me hace sentir más liviana".

Benito reflexionó sobre las palabras de su mamá y decidió abrir su propio paquete imaginario donde guardaba sus propias preocupaciones. Sacó una pequeña piedra brillante que representaba su malestar en el corazón. "Gracias mamá por enseñarme a compartir mis emociones", dijo Benito sintiéndose más ligero al liberar esa carga emocional.

Desde ese día, Benito aprendió la importancia de hablar sobre sus sentimientos con aquellos que lo querían. Su malestar en el corazón desapareció poco a poco gracias al amor incondicional de su familia y amigos del bosque.

Y así, juntos continuaron disfrutando de hermosos días en el bosque llenos de alegría y compañerismo.

FIN.

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