El Corazón de Candela
Había una vez una niña llamada Candela, quien tenía tres años y vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas.
Candela era muy alegre y siempre llevaba consigo su poncho de muchos colores con flecos, que su mamá le había tejido con mucho amor. Candela amaba su poncho más que cualquier otra cosa en el mundo. Cada día lo lucía orgullosa mientras jugaba en el jardín o exploraba el bosque cercano a su casa.
Los colores brillantes del poncho llenaban de alegría cada rincón por donde ella pasaba. Sin embargo, un día soleado, mientras Candela correteaba por el campo, un fuerte viento comenzó a soplar.
El viento era tan poderoso que levantó los flecos del poncho y se los llevó volando hacia el cielo. Candela quedó sorprendida y triste al ver cómo sus adorados flecos desaparecían ante sus ojos. "¡Oh no! ¡Mis flecos se han ido!"- exclamó Candela con lágrimas en los ojos.
La mamá de Candela corrió hacia ella para consolarla. Le abrazó cariñosamente y le dijo:"No te preocupes, mi dulce niña.
A veces las cosas cambian en nuestras vidas sin previo aviso, pero eso no significa que perdamos la alegría que nos brindan. "Candela miró a su mamá confundida pero interesada por sus palabras. "¿Qué quieres decir?"- preguntó curiosa la pequeña. Su mamá sonrió tiernamente y respondió:"Tu poncho aún es hermoso sin los flecos, Candela.
Aunque hayan volado lejos, su esencia y colorido siguen en ti. Recuerda que la verdadera belleza no está en las cosas materiales, sino en lo que llevamos dentro de nosotros.
"Candela reflexionó sobre las palabras de su mamá y poco a poco fue comprendiendo el mensaje. Aunque los flecos eran bonitos, lo más importante era el amor y la alegría que el poncho le brindaba. Desde aquel día, Candela decidió seguir usando su poncho con orgullo y felicidad.
Cada vez que alguien le preguntaba por qué ya no tenía flecos, ella respondía con una sonrisa:"Mis flecos volaron hacia el cielo para llenarlo de colores. Ahora soy yo quien llevo ese colorido dentro de mi corazón".
Las personas quedaban maravilladas por la sabiduría y madurez de una niña tan pequeña. Pronto se corrió la voz sobre Candela y su hermoso poncho sin flecos.
El pueblo se llenó de admiración por esa valiente niña que enseñaba a todos la importancia de valorar lo esencial en nuestras vidas: el amor propio, la aceptación y la alegría. Con el tiempo, Candela se convirtió en un símbolo de inspiración para todos los habitantes del pueblo.
Su historia trascendió fronteras y llegó a oídos de muchas personas alrededor del mundo. Así fue como Candela demostró que no importa cuánto cambien las circunstancias o cuántos obstáculos enfrentemos en nuestra vida, siempre podemos encontrar una forma positiva de ver las cosas.
Y así vivió Candela, siendo un faro de luz y esperanza para todos los que la conocían, recordándoles que la verdadera belleza radica en el corazón y no en las cosas materiales. .
FIN.