El Corazón de Emily
En un pequeño pueblo donde el cielo siempre era azul y las flores crecían alegres, vivía una joven llamada Emily. Su risa era contagiosa y su amistad con Harry había sido la más linda de todas. Ellos se conocían desde pequeños y juntos soñaban con grandes aventuras.
Un día, mientras exploraban el bosque que rodeaba su pueblo,
"¡Mirá, Harry! ¡Ese árbol parece un dragón!" exclamó Emily, señalando a un viejo roble con ramas retorcidas.
"Sí, y yo soy un valiente caballero que lo protegerá de los monstruos," respondió Harry, alzando una rama como si fuera una espada.
Con el tiempo, sus juegos se convirtieron en algo más profundo. Un día en el lago, cuando el sol brillaba y los patos nadaban despreocupados,
"Emily, creo que me estás gustando un poco más de lo normal," dijo Harry nervioso.
"A mí también me pasa. Eres mi mejor amigo y eso hace que todo sea más especial," respondió Emily, sonrojándose.
Sin embargo, la vida comenzó a cambiar para ambos. Harry recibió la oportunidad de mudarse a otra ciudad con su familia. La despedida fue difícil.
"No puedo creer que te vayas, Harry. ¿Cuándo volverás?" preguntó Emily con lágrimas en los ojos.
"Prometo que volveré. Pero siempre tendrás un lugar en mi corazón, Em," respondió Harry, abrazándola con fuerza.
Después de la partida de Harry, Emily sintió un vacío. Pasaron los días y los meses. Intentó distraerse con actividades de la escuela, pero su corazón seguía anhelando la risa y las travesuras que había compartido con Harry.
Un día, en el colegio, conoció a un nuevo chico llamado Mateo. Mateo se mudó al pueblo y tenía una sonrisa que iluminaba cualquier lugar.
"Hola, soy Mateo. ¿Quieres ser mi amiga?" le dijo él con un guiño.
"Claro, ¡me encantaría!" respondió Emily, sintiéndose un poco más alegre.
Con el paso del tiempo, Emily y Mateo comenzaron a pasar mucho tiempo juntos, explorando el pueblo, compartiendo meriendas y riéndose de cosas tontas. Sin embargo, Emily siempre se acordaba de Harry.
"Mateo, ¿alguna vez te has enamorado de alguien?" le preguntó un día mientras comían helado.
"Sí, pero siempre es complicado. Yo creo que hay que abrir el corazón a nuevas experiencias," contestó Mateo.
Las palabras de Mateo hicieron reflexionar a Emily. Se dio cuenta de que, aunque Harry siempre tendría un lugar especial en su corazón, también era posible amar y ser feliz de nuevo. A medida que pasaba el tiempo, el corazón de Emily comenzó a abrirse a Mateo. Un día, mientras estaban sentados en una colina viendo el atardecer,
"Me gusta pasar tiempo contigo, Mateo. Creo que te estoy empezando a querer," confesó Emily sonrojándose.
"¡Yo también, Em! Eres una persona increíble," respondió Mateo, tomando su mano suavemente.
A partir de ese momento, la relación de Emily y Mateo floreció. Comenzaron a compartir sueños y esperanzas, y Harry, aunque siempre sería un recuerdo dulce, ya no era el centro de sus pensamientos.
Pasaron las estaciones y los años, y un día, Emily recibió una carta de Harry. Su corazón dio un vuelco al leer el mensaje:
"Querida Emily, he estado pensando en nosotros y en todas las aventuras que vivimos. Espero que estés bien y que hayas encontrado la felicidad. Siempre serás una parte importante de mi vida."
Emily, con una mezcla de nostalgia y felicidad, decidió escribirle de vuelta.
"Querido Harry, gracias por tus palabras. Siempre te llevaré en mi corazón, pero he encontrado la felicidad con Mateo, quien me ha enseñado a amar de nuevo. Espero que encuentres tu felicidad también. Nunca olvidaré nuestras aventuras."
Luego de enviar la carta, Emily se dio cuenta de que había aprendido algo valioso. Era normal cambiar y crecer, y que el amor puede renacer en diferentes formas. Con Mateo a su lado y los grandes recuerdos de su amistad con Harry, Emily se sintió completa y lista para nuevas aventuras.
Así, el corazón de Emily supo que podía amar a más de una persona, y aprendió que la amistad y el amor tienen muchas caras, pero siempre se pueden llevar en el corazón con gratitud.
FIN.