El corazón de Emmanuel
Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, un bebé llamado Emmanuel. Desde el momento en que nació, todos quedaron maravillados por su belleza.
Su piel era suave como la seda y sus ojos brillaban como estrellas en el cielo. Los padres de Emmanuel, Luis y María, siempre estaban orgullosos de él. Cada vez que salían a pasear por el pueblo, la gente se detenía para admirar al bebé más guapo del lugar.
Un día, mientras caminaban por el parque, Emmanuel escuchó risas provenientes del otro lado del camino. Se giró y vio a un grupo de niños jugando juntos. "¡Mamá! ¡Papá! Quiero jugar con ellos", dijo emocionado.
Luis y María sonrieron ante la emoción de Emmanuel y se acercaron al grupo de niños. "Hola chicos", saludaron amablemente. Los niños los miraron sorprendidos y luego murmuraron entre ellos: "¡Es el bebé más guapo que hemos visto!".
Emmanuel se unió a los juegos junto a los demás niños. A medida que pasaba el tiempo, todos se dieron cuenta de algo especial en él: no solo era guapo por fuera, sino también tenía un corazón bondadoso y generoso.
Un día, mientras jugaban cerca del río, uno de los niños cayó al agua sin darse cuenta. Todos gritaron asustados mientras veían cómo luchaba por mantenerse a flote.
Sin pensarlo dos veces, Emmanuel gateó rápidamente hacia el agua e intentó agarrar al niño para sacarlo del peligro. Con todas sus fuerzas logró sostenerlo, pero no tenía suficiente fuerza para llevarlo a tierra firme. Justo en ese momento, llegaron los padres de Emmanuel y se dieron cuenta de la situación.
Luis se lanzó al agua sin pensarlo dos veces y ayudó a Emmanuel a llevar al niño hasta la orilla. Todos aplaudieron emocionados por el valiente acto de Emmanuel. Desde aquel día, Emmanuel se convirtió en un héroe en el pueblo.
La gente admiraba su belleza, pero también su valentía y generosidad. Los niños lo miraban con admiración y lo consideraban su líder en todas las aventuras que vivían juntos.
Con el tiempo, Emmanuel creció y se convirtió en un joven apuesto, pero nunca perdió su bondad ni olvidó la importancia de ayudar a los demás.
La historia de Emmanuel enseña una lección muy importante: no importa cuán guapos o talentosos seamos, es nuestra bondad y generosidad lo que realmente nos hace especiales. Y así como Emanuel demostró ser un verdadero héroe para sus amigos, todos podemos encontrar nuestro propio camino para hacer del mundo un lugar mejor.
FIN.