El corazón de Juana
Juana era una niña alegre y curiosa, siempre estaba buscando nuevas aventuras para vivir. Pero hoy se encontraba un poco triste porque sus amigas no podían jugar con ella.
Se sentó en el parque, mirando a su alrededor y pensando qué hacer. De repente, escuchó unos gritos de risa que venían del otro lado del parque. Juana se levantó emocionada y corrió hacia allí. Al llegar, vio a un grupo de niños jugando al fútbol.
- Hola chicos, ¿puedo jugar con ustedes? - preguntó Juana tímidamente.
Los niños la miraron extrañados por un momento, pero luego uno de ellos sonrió y le dijo:- Claro que sí, ¡ven aquí! Juana se unió al juego y pronto estaba corriendo detrás del balón con los demás niños. Aunque al principio se sintió un poco nerviosa por no conocerlos bien, rápidamente descubrió cómo divertirse con ellos.
Después de unos minutos jugando juntos, los chicos empezaron a conversar entre ellos mientras descansaban en el pasto. Juana escuchaba atentamente lo que decían y les hacía preguntas para conocerlos mejor. - ¿Ustedes vienen siempre a jugar aquí? - preguntó Juana curiosa.
- Sí, todos los días después de la escuela - respondió uno de los niños. - ¡Genial! Yo también vendré entonces - exclamó Juana emocionada. Desde ese día en adelante, Juana comenzó a ir todos los días al parque para jugar con sus nuevos amigos.
Descubrió que no necesitaba estar acompañada por sus amigas de siempre para divertirse y hacer nuevas amistades. A medida que pasaban los días, Juana se dio cuenta de que había encontrado un grupo de amigos increíbles con quienes podía compartir momentos inolvidables.
Y aunque extrañaba a sus amigas antiguas, estaba muy feliz por haber conocido a estos niños nuevos.
Juana aprendió una valiosa lección: no importa si no tienes amigos en un momento determinado, siempre puedes encontrar nuevos y emocionantes compañeros de juego si mantienes tu corazón abierto y te arriesgas a conocer gente nueva.
FIN.