El Corazón de la Montaña



En una hermosa comunidad en lo alto de los Andes, vivía Sumac, un niño indígena de ojos brillantes y alma valiente.

Sumac tenía un gran sueño: quería encontrar el legendario Corazón de la Montaña, una piedra mágica que, según la tradición, otorgaba sabiduría y prosperidad a quien la encontrara. Decidido a emprender esta aventura, Sumac partió en busca del misterioso tesoro, acompañado por su fiel compañero, Kuri, un perrito juguetón.

"Vamos, Kuri, nuestra aldea necesita la sabiduría del Corazón de la Montaña para prosperar", exclamó Sumac emocionado. El valiente dúo recorrió caminos empinados y bosques frondosos, desafiando vientos helados y corrientes de agua cristalina.

En su travesía, se encontraron con distintos seres mágicos del bosque, como el espíritu del agua, Yaku, y el espíritu del viento, Wayra, quienes les brindaron sabios consejos para llegar al corazón de la montaña. El camino estaba lleno de desafíos, pero Sumac nunca perdió la esperanza ni la firmeza en su propósito.

Finalmente, tras superar múltiples obstáculos y aprender valiosas lecciones en su travesía, Sumac y Kuri llegaron a la cima de la montaña. Ante ellos se encontraba una cueva resplandeciente, envuelta en una luz mágica.

Al adentrarse, avistaron una piedra cristalina en el centro de la cueva, emitiendo destellos dorados. Era el tan anhelado Corazón de la Montaña.

Sumac tomó con reverencia la piedra y en ese momento, una energía cálida y reconfortante lo envolvió, llenando su corazón de sabiduría y amor por su tierra. Regresó a su aldea convertido en un líder sabio y compasivo, compartiendo la enseñanza de que la verdadera riqueza radica en el respeto y el amor por la naturaleza y sus dones.

Desde entonces, la comunidad de Sumac prosperó, guiada por la luz del Corazón de la Montaña y el espíritu indomable de su valiente héroe. -¡Sumac, gracias por traer la sabiduría de la montaña a nuestra aldea! Eres un verdadero ejemplo para todos nosotros, exclamaron los aldeanos emocionados.

Y así, Sumac, el niño indígena de ojos brillantes, se convirtió en una leyenda viva, recordada por generaciones como el guardián de la sabiduría de los Andes.

FIN.

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