El Corazón de Lluvia
En un pequeño barrio de Buenos Aires, había una niña llamada Lía que tenía un gran corazón. Su sonrisa iluminaba a todos sus amigos, que siempre se reunían en la plaza después de clase. Entre ellos, estaba Tomás, un niño curioso y lleno de energía, y un hermoso gato llamado Miau, que era la mascota de Lía.
Un día, mientras jugaban a la pelota, el cielo se oscureció de repente. Se escucharon truenos lejanos y después unas gotas de lluvia comenzaron a caer.
- ¡Corre, es una tormenta! - gritó Tomás, mientras todos corrían hacia el refugio de la plaza.
Bajo el cobertizo, estaban un poco asustados, pero Lía tenía una idea.
- ¡No hay que tener miedo! - dijo Lía con una sonrisa. - Vamos a jugar a contar historias mientras pasa la lluvia.
Y así, cada uno comenzó a contar una historia sobre el corazón y la amistad. Tomás contó sobre un niño que había ayudado a su amigo a encontrar un gato perdido, y cómo eso fortaleció su amistad. Mientras narraba, Miau se acurrucó en el regazo de Lía y hizo un suave ronroneo, como si también quisiera participar.
- Un día, un corazón malvado intentó interrumpir la mejor fiesta de amistad de la escuela - comenzó Lía, con la voz llena de emoción. - Pero ese corazón se dio cuenta de que siempre es mejor ser amable y compartir el amor en vez de causar problemas.
- ¡Eso es genial! - exclamó Tomás, mientras sus ojos se iluminaban. - Pensé que ya no había corazones así.
De repente, una fuerte rayo iluminó el cielo, y con él, la historia de Lía tomó un giro inesperado.
- ¿Qué haríamos si la tormenta fuera el corazón malvado que intenta arruinar nuestra diversión? - preguntó uno de los amigos.
- No se preocupen - respondió Lía confiada. - ¡Podemos enfrentarlo juntos!
Los amigos decidieron hacer un plan. Cada uno tenía que pensar en una manera de mostrar al corazón malvado que la amistad era más fuerte que el miedo. Mientras tanto, la lluvia caía con más fuerza, pero ellos no se rendían.
Un grupo de niños de la escuela cercana, que también se había refugiado de la tormenta, se unió a ellos. Rápidamente formaron un círculo y, de la mano, comenzaron a cantar una canción de amistad. La música llenó el aire y, poco a poco, la lluvia comenzó a disminuir.
- ¡Miren! - gritó Tomás, asombrado. - La tormenta se va, y el corazón malvado no puede más.
El cielo se despejó y un hermoso arcoíris apareció en el horizonte. Todos comenzaron a reír y a celebrar. Miau, feliz por la calma, salió disparado bajo la lluvia hasta el arcoíris y dio vueltas como si supiera que había ganado, indicando que el amor siempre brilla después de una tormenta.
Cuando finalmente el sol volvió a brillar, Lía miró a sus amigos y dijo:
- ¿Ven? Trabajando juntos, hasta el corazón malvado se puede desvanecer. La lluvia solo era una parte de una gran historia que contar.
Así, los niños aprendieron que la amistad y el amor pueden enfrentar cualquier tormenta. Y aunque a veces el cielo se oscurezca, lo más importante es recordar que siempre hay un arcoíris esperando para mostrar lo hermoso que es compartir momentos con los que amamos.
FIN.