El corazón de Lucas



Había una vez, en un pequeño pueblo rodeado de montañas verdes y ríos cristalinos, un niño llamado Lucas. Lucas era un niño alegre, con una risa contagiosa y una pasión por la aventura. Tenía dos mejores amigas, Sofía y Valentina. Ambas niñas eran diferentes pero muy especiales para él.

Un día, mientras jugaban en el parque, Sofía le dijo:

"Lucas, deberíamos hacer una carrera hasta el arroyo. ¡El que llegue primero se queda con el último pedazo de torta de chocolate!"

"¡Desafío aceptado!" respondió Lucas, emocionado.

Las tres amigas comenzaron a correr riendo y gritando, disfrutando de la diversión del momento. Mientras corrían, Lucas se dio cuenta de algo; ¡estaba enamorado de ambas! Sofía, con su energía interminable y su risa alegre, le hacía sentir emocionado. Por otro lado, Valentina, con su dulzura y su creatividad, llenaba su corazón de ternura.

Esa noche, Lucas se quedó pensando en cómo podría ser que le gustaran dos chicas tan diferentes. Se sentó con su abuelo, un hombre sabio que siempre tenía consejos valiosos.

"Abuelo, tengo un problema. Me gustan Sofía y Valentina, ¡pero no sé a quién elegir!"

"Lucas, a veces el corazón quiere cosas diferentes. Pero recuerda que lo más importante es ser honesto contigo mismo y con los demás."

A la mañana siguiente, decidió hablar con ambas. Reunidos en su lugar favorito, el campo de flores, Lucas habló:

"Chicas, quiero ser sincero con ustedes. Me gustan las dos. Las quiero muchísimo y no sé qué hacer."

Sofía lo miró sorprendida:

"¿De verdad nos gustan ambas? Eso es un poco raro, ¿no?"

Valentina sonrió y agregó:

"Pero no está mal querer a más de una persona, Lucas."

"Pero, ¿cómo puedo ser justo con ustedes?" preguntó Lucas, sintiéndose un poco perdido.

Fue entonces cuando Sofía dijo:

"Tal vez podríamos encontrar una manera de compartir nuestra amistad. Lo importante es que nos respetemos y nos apoyemos mutuamente."

Valentina asintió:

"Sí. A veces el amor no se trata solo de elegir, sino de valorar a las personas en tu vida."

Lucas se sintió aliviado. Juntos decidieron que lo mejor era seguir disfrutando de su amistad sin presionarse. Con el tiempo, Lucas aprendió que el amor y la amistad no se limitan. El cariño que sentía por Sofía y Valentina pudo florecer sin que uno se interpusiera al otro.

Desde entonces, los tres compartieron muchas aventuras. Construyeron una cabaña en el árbol, organizaron picnics y exploraron cada rincón de su maravilloso pueblo, siempre riendo y aprendiendo unos de otros.

Y así, Lucas comprendió que el amor verdadero a veces no es exclusivo, y que ser amigo significa ser generoso en el corazón. Las tres almas se entrelazaron y su amistad creció fuerte, demostrando que siempre se puede abrir espacio en el corazón para más amor, ya sea entre amigos o enamorados.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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