El corazón de Lucas y su amigo ciervo



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, un niño llamado Lucas. Lucas era un niño alegre y curioso que siempre buscaba nuevas aventuras.

Un día, mientras exploraba el bosque cercano a su casa, escuchó un débil llanto proveniente de entre los árboles. Intrigado, Lucas siguió el sonido hasta encontrar una pequeña cría de ciervo atrapada enredada en unas ramas. Sin dudarlo, se acercó con cuidado y liberó al ciervo bebé.

El animalito lo miró con gratitud y cariño en sus ojitos. Desde ese momento, Lucas y el ciervo se volvieron inseparables. Le puso por nombre Ciro y juntos vivieron muchas aventuras por Villa Esperanza.

Pero había algo especial en la relación entre ellos: Ciro parecía entender cada palabra que Lucas decía. Un día, mientras jugaban cerca del río, escucharon unos gritos desesperados provenientes del agua.

Era Sofía, una niña de la misma edad que Lucas, que estaba luchando por mantenerse a flote. Lucas no dudó ni un segundo y se lanzó al agua para salvarla. Nadando con todas sus fuerzas logró llevarla hasta la orilla sana y salva.

Sofía estaba muy agradecida por haber sido rescatada y le preguntó a Lucas cómo sabía nadar tan bien. Él le contó sobre su amistad con Ciro y cómo juntos habían aprendido muchas cosas.

A partir de ese día, Sofía también se convirtió en parte del grupo de amigos inseparables junto a Lucas y Ciro. Juntos, exploraban el bosque, construían castillos de arena en la playa y ayudaban a los demás siempre que podían.

Un día, mientras jugaban en el parque del pueblo, Lucas notó que Ciro estaba un poco triste. Se acercó al ciervo y le preguntó qué le pasaba. Con su mirada triste, Ciro señaló hacia una manada de ciervos que se alejaba por el bosque.

Lucas entendió que Ciro extrañaba estar con su familia y sabía que debía dejarlo ir. Aunque le doliera mucho separarse de su querido amigo, sabía que era lo correcto. Con lágrimas en los ojos, Lucas abrazó a Ciro y le dijo: "Siempre te llevaré en mi corazón".

Y así fue como Ciro se reunió con su familia y vivió felizmente en el bosque. Años después, cuando Lucas ya era un adulto, volvió a visitar Villa Esperanza.

Mientras caminaba por el bosque recordando todas las aventuras vividas junto a Ciro y Sofía, encontró una hermosa flor llamada —"Esperanza" . Lucas sintió un amor inmenso por esa flor y decidió llevarla consigo para siempre como símbolo de amistad y esperanza.

Desde entonces, cada vez que alguien necesitaba amor o esperanza en Villa Esperanza, solo tenía que buscar a Lucas quien les contaría la historia del niño valiente y su amistad con un ciervo llamado Ciro. Y así es como el amor verdadero puede perdurar incluso cuando los caminos se separan.

Porque aunque las personas o animales especiales no estén físicamente cerca de nosotros, siempre estarán en nuestros corazones.

FIN.

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