El corazón de Mateo
Había una vez en un pequeño pueblo rodeado de montañas, un niño llamado Mateo. Mateo había sido abandonado por su familia cuando era apenas un bebé y desde entonces vivía en un viejo orfanato en las afueras del pueblo.
A pesar de haber pasado por momentos difíciles en su corta vida, Mateo siempre mantenía una sonrisa en su rostro y tenía un espíritu alegre que contagiaba a todos los que lo rodeaban.
Aunque extrañaba a su familia, sabía que debía seguir adelante y buscar la felicidad en las pequeñas cosas de la vida. Un día, mientras paseaba por el bosque cercano al orfanato, Mateo se encontró con una ardilla herida.
Sin dudarlo, decidió cuidarla y llevarla al orfanato para curar sus heridas. La ardilla, agradecida por la ayuda de Mateo, decidió quedarse a vivir con él y juntos se convirtieron en grandes amigos.
"¡Hola amiguita! ¿Cómo te sientes hoy?", preguntaba Mateo todas las mañanas a la ardilla mientras le daba de comer. La ardilla respondía con gestos cariñosos y saltos de alegría, demostrando lo feliz que estaba junto a su amigo humano.
Juntos exploraban el bosque, jugaban entre las hojas caídas y compartían momentos inolvidables. Un día, mientras caminaban por el pueblo, escucharon unos llantos provenientes de una casa abandonada. Intrigados, decidieron acercarse para ver qué sucedía.
Para sorpresa de ambos, dentro de la casa encontraron a un cachorro de perro solo y asustado. Mateo no dudó ni un segundo y tomó al cachorro entre sus brazos para reconfortarlo. La ardilla también se acercó para brindarle compañía al nuevo integrante del grupo.
Desde ese día, el trío inseparable formado por Mateo, la ardilla y el cachorro recorrían juntos el pueblo llevando alegría a todos los vecinos. "¡Mira qué lindo está nuestro amigo animal!", exclamaba Mateo mientras acariciaba al cachorro.
La gente del pueblo quedaba maravillada con la ternura y valentía de Mateo al cuidar de los animales necesitados. Pronto comenzaron a llegar donaciones al orfanato para ayudar a mejorar las condiciones de vida de todos los niños que allí vivían.
Con el tiempo, Mateo se convirtió en todo un héroe local gracias a su bondad y generosidad hacia los animales necesitados. Nunca más se sintió solo o abandonado porque había encontrado una nueva familia formada por amigos animals pero leales.
Y así fue como Mateo descubrió que la verdadera felicidad reside en dar amor desinteresadamente a aquellos que más lo necesitan.
FIN.