El Corazón del Castillo



Había una vez, en un reino lejano, una hermosa princesa llamada Celestina. Ella vivía en un castillo rodeado de un extenso bosque y, aunque todo parecía perfecto, la realidad era muy diferente. La tranquilidad del reino estaba amenazada por la bruja Malvigna, que deseaba apoderarse del castillo y de su mágico jardín, donde crecían flores que podían conceder deseos.

Un día, un valiente príncipe llamado Fernando llegó al reino. "¡Voy a liberar a la princesa y al reino de la malvada bruja!" - exclamó. Los soldados del castillo, que estaban cansados de vivir con miedo, se unieron a la causa del príncipe. Juntos, se prepararon para enfrentarse a la bruja.

Mientras tanto, Celestina estaba en su torre, observando el hermoso jardín desde la ventana. "Si tan solo pudiera ver el mundo desde más allá de estas paredes..." - susurró. En ese instante, un dragón llamado Rayo apareció volando, acompañado del rugido de sus alas. Se posó cerca del castillo y se dirigió a ella.

"Princesa, si deseas aventurarte fuera del castillo, yo puedo llevarte. Pero debes ser valiente, porque el camino no será fácil." - dijo Rayo, mostrando su gran sonrisa escamosa.

"Sí, quiero conocer el mundo, pero también quiero ayudar a liberar mi reino de la bruja Malvigna." - respondió Celestina, con determinación.

Entonces, la princesa subió a lomos de Rayo y juntos volaron en busca de Fernando. Cuando lo encontraron, él los recibió con gran entusiasmo "¡Princesa! No esperaba encontrarla aquí. Necesitamos su ayuda para derrotar a la bruja. Su jardín mágico parece ser la clave para poder vencerla".

Malvigna, al enterarse de los planes del príncipe, se enfureció. "¡Nadie podrá detenerme!" - gritó mientras lanzaba un hechizo que convirtió a los soldados en piedras. Sin embargo, la princesa y el dragón no se rendirían tan fácilmente. Usando su ingenio, Celestina recordó que el jardín contenía frutas brillantes que podían liberar a los soldados si se las ofrecía.

"Rayo, tenemos que regresar al jardín. Allí está nuestra única esperanza" - dijo Celestina.

Juntos, se lanzaron al jardín y recogieron las frutas mágicas. Rayo voló de regreso al campo de batalla, mientras la bruja seguía conjurando hechizos. "¡Dejen de luchar!" - gritó el príncipe a los soldados, ahora petrificados. "Celestina tiene un plan".

Con un gesto decidido, la princesa comenzó a ofrecer las frutas a los soldados petrificados. Uno a uno, fueron recobrando su forma, hasta que el ejército estaba completo nuevamente.

"¡Gracias, princesa!" - dijeron los soldados, con entusiasmo. "Ahora está en nuestras manos derrotar a la bruja".

Con su nuevo poder y unidad, el príncipe, la princesa, el dragón y los soldados se lanzaron a la lucha contra Malvigna. La bruja, al ver que su hechizo había sido deshecho, se asustó y comenzó a temblar. "¡No puede ser! ¡Esto es un hechizo imposible!" - exclamó, tratando de escapar.

"El amor y la unidad son más poderosos que cualquier magia oscura" - proclamó la princesa con voz firme, mientras Rayo se acercaba volando a la bruja. "No necesitamos arruinar a nadie, solo deseamos paz en el reino".

Al escuchar estas palabras, un brillo de amor iluminó la escena y, por primera vez, Malvigna sintió una extraña calidez en su corazón. "¿Amor? No... no sé qué es eso.." - murmuró. La bruja, efectivamente, había vivido tanto tiempo en soledad y odio, que no sabía lo que significaba el amor. Eso la hizo reflexionar y, para sorpresa de todos, decidió liberar al reino y alejarse al bosque con la esperanza de cambiar su esencia.

Con la bruja marchándose, el reino celebró su libertad. Las flores del jardín florecieron más que nunca, y la alegría retomó los corazones de todos.

"Ustedes son verdaderos héroes, y juntos hemos aprendido que el amor y la amistad son las mejores armas" - dijo el príncipe a la princesa y al dragón.

Celestina sonrió ante Fernando y Rayo, y juntos miraron el horizonte desde el castillo, sintiéndose más unidos que nunca. Así, con la paz restaurada y una nueva amistad forjada, el reino prosperó y la legendaria historia de amor entre la princesa, el príncipe, el dragón y hasta la bruja se contaba por generaciones, recordando que siempre es posible cambiar y redescubrir lo que nos hace humanos. Y así, vivieron felices en su hermoso reino.

FIN.

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