El corazón del doctor Juanito


Había una vez un grupo de médicos muy especiales que trabajaban en un hospital llamado "Clínica Sonrisas". Estos médicos eran conocidos por su dedicación y amor por cuidar a los niños.

Cada año, al finalizar el verano, organizaban una gran fiesta para celebrar su labor y disfrutar de un merecido descanso. La fiesta se llevaba a cabo en el jardín del hospital, donde había juegos, música y comida deliciosa.

Los médicos estaban emocionados porque este año habían invitado a sus colegas de otros hospitales para compartir experiencias e ideas. El día de la fiesta llegó y todos los doctores se reunieron en el jardín. Había pediatras, cirujanos, dermatólogos y muchos más.

La alegría estaba en el aire mientras conversaban animadamente sobre sus pacientes y las formas innovadoras en las que estaban ayudando a curarlos. En medio de la fiesta, uno de los doctores llamado Dr.

Juanito tuvo una idea brillante: organizar un concurso entre ellos para demostrar quién era el mejor médico del grupo. Todos aceptaron emocionados y comenzaron a pensar en qué tipo de competencia podrían hacer.

Después de mucho debate e intercambio de opiniones, decidieron realizar una carrera en sillas de ruedas por todo el hospital. La idea era que cada doctor debía llevar consigo un juguete que representara la especialidad médica con la que trabajaba. -¡Listos! ¡Preparados! ¡Ya! -gritó la Dra. Luciana mientras daba inicio a la carrera.

Los doctores empujaron sus sillas rápidamente por los pasillos del hospital, riendo y animándose entre ellos. El Dr. Juanito llevaba consigo un peluche de corazón, representando su especialidad en cardiología. La Dra.

Laura sostenía una muñeca que se movía como si estuviera bailando, simbolizando su trabajo como pediatra. La carrera fue muy reñida y todos los médicos dieron lo mejor de sí para llegar primero a la meta.

Sin embargo, en medio del trayecto, el Dr. Juanito vio a un niño triste sentado en una sala de espera. -¡Esperen! -gritó el Dr. Juanito mientras detenía su silla de ruedas y corría hacia el niño.

El pequeño tenía miedo porque iba a ser operado al día siguiente y no sabía qué esperar. El doctor se acercó con una sonrisa cálida y le mostró el peluche de corazón. -¿Sabes qué? Este peluche es muy especial, representa mi trabajo como cardiólogo.

Yo me encargo de cuidar corazones como el tuyo -le dijo amablemente. El niño miró al doctor con asombro y comenzó a sentirse más tranquilo al escuchar sus palabras reconfortantes.

Mientras tanto, los otros doctores habían llegado a la meta sin percatarse de la situación del Dr. Juanito y del pequeño paciente. Cuando finalmente volvieron su atención hacia ellos, vieron cómo el niño sonreía gracias a las palabras del doctor.

-¡Eres un verdadero héroe! -exclamaron emocionados los demás doctores mientras se acercaban al Dr. Juanito para felicitarlo. A partir de ese momento, todos los médicos comprendieron que ser el mejor no se trataba solamente de ganar una carrera, sino de brindar amor y atención a sus pacientes en cada momento.

Juntos, decidieron cancelar el concurso y enfocarse en seguir trabajando como un equipo para hacer del hospital un lugar más feliz y saludable para los niños.

Desde aquel día, la fiesta anual de médicos se convirtió en una reunión llena de alegría y aprendizaje. Los doctores compartían sus experiencias, ideas e historias inspiradoras sobre cómo habían ayudado a sus pacientes.

Y así, gracias al espíritu de cooperación y empatía entre estos maravillosos médicos, la Clínica Sonrisas se convirtió en un lugar lleno de esperanza donde los niños podían sanar rodeados del amor y cuidado que solo ellos sabían dar.

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