El Corazón del Dragón de Plata



En un reino muy lejano, había un hermoso pueblo llamado Luminara, donde cada día el sol brillaba con una luz especial. En su centro se encontraba un árbol gigantesco, el Árbol de la Amistad, que según las leyendas, contenía en su interior el corazón de un dragón de plata que protegía a todos sus habitantes.

Un día, mientras las flores florecían y los pájaros cantaban, una pequeña niña llamada Sofía decidió aventurarse a explorar el bosque cercano. "Voy a encontrar algo mágico"-, se dijo mientras se alejaba, emocionada. Sofía era conocida por su curiosidad inusitada y su gran corazón. Sabía que el bosque escondía secretos, y estaba ansiosa por descubrirlos.

Mientras caminaba, se encontró con un pequeño zorrito que lucía triste. "¿Qué te pasa, Zorrito?"-, preguntó Sofía con dulzura.

"He perdido a mi mamá. La busqué por todo el bosque, pero no la encuentro"-, respondió el zorrito sollozando.

"No te preocupes, te ayudaré a encontrarla"-, dijo Sofía, decidida a ayudar.

Ambos se adentraron más en el bosque. Tras un rato de búsqueda, comenzaron a escuchar un sonido extraño, como el tintineo de campanitas.

"¿Qué es eso?"-, preguntó Sofía intrigada. Siguiendo el sonido, llegaron a un claro donde las luces danzaban en el aire. Era un grupo de hadas que celebraban una fiesta.

"¡Hola, amigos!"-, gritó Sofía emocionada. Las hadas se detuvieron y miraron a la niña y al zorrito.

"Hola, pequeña. ¿Qué les trae por aquí?"-, preguntó una hada de brillantes alas.

"Estamos buscando a la mamá del Zorrito"-, explicó Sofía.

"Tal vez podamos ayudar. Pero primero, deben resolver un acertijo para que podamos usar nuestra magia"-, dijo la hada.

"¡Estoy lista!"-, respondió Sofía con entusiasmo.

El acertijo decía: "Soy de plata y de fuego, en el corazón guardo un deseo, si lo encuentras, verás el vuelo, y con tu magia, podrás cumplir el juego". Sofía se quedó pensando.

"¡El Corazón del Dragón de Plata!"-, exclamó al fin. "¡Esa es la respuesta! Se encuentra en el Árbol de la Amistad"-.

Las hadas aplaudieron, llenas de alegría. "Correcto, pequeña. ¡Vayan y encuentren ese corazón! Pero cuidado, no todo es tan sencillo..."- advirtió una hada.

Sofía y el zorrito se dirigieron rápidamente al pueblo. Cuando llegaron al Árbol de la Amistad, se dieron cuenta de que estaba cubierto de espinas brillantes. "¿Cómo vamos a entrar?"-, se preguntó el zorrito angustiado.

"Debemos ser valientes y usar nuestra amistad. El amor y la valentía pueden superar cualquier obstáculo"-, dijo Sofía, recordando las palabras de las hadas.

Juntos, tomaron de la mano y se concentraron. El brillo de su amistad iluminó el lugar, y las espinas comenzaron a retroceder, revelando una puerta que llevaba al interior del árbol.

Una vez dentro, el corazón del dragón de plata latía débilmente en un altar rodeado de luz. "¡Mirá!"-, exclamó el zorrito. "¡Es hermoso!"-

"Debemos hacer un deseo sincero. Piensa en tu mamá y en lo que más deseas"-, le dijo Sofía. El zorrito cerró los ojos y pidió con todas sus fuerzas.

De repente, un resplandor iluminó el lugar y, ¡boom! Su mamá apareció, llenando el aire de alegría. "¡Zorrito! ¡Te he estado buscando!"-, gritó la mamá al abrazar a su pequeño.

"Gracias, Sofía. No sé cómo te lo agradeceré"-, dijo el zorrito emocionado.

"La verdadera magia está en la amistad y la valentía. ¡Con amor, todo es posible!"-, respondió Sofía con una sonrisa.

Ambos salieron del árbol, llevándose consigo el Corazón del Dragón de Plata y una lección invaluable: que la amistad y el amor pueden superar cualquier desafío. Así, volvieron al pueblo, donde las flores florecían, el sol brillaba, y todos vieron que el verdadero poder radica en el corazón, en la alegría de ayudar a los demás y en la magia de la amistad.

Y así, el reino de Luminara continuó brillando con la luz de ese corazón, recordando que siempre que haya amor y amistad, nada es imposible.

FIN.

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