El corazón generoso de Jose

En un pequeño pueblo vivía Jose, un chico lindo pero pobre, que tenía un corazón tan amable que le gustaba compartir todo lo que tenía. Por otro lado, estaba Maykel, un chico mezquino que nunca quería compartir con nadie.

Un día, Jose encontró un juguete abandonado en el parque. A pesar de no tener muchos juguetes, decidió llevárselo a casa para arreglarlo y compartirlo con otros niños. Cuando Maykel se enteró, se burló de Jose y le dijo que era tonto por querer arreglar un juguete viejo.

Pero Jose no se desanimó, arregló el juguete con mucho esfuerzo y lo llevó a la escuela al día siguiente. Cuando los demás niños vieron lo hermoso que había quedado, todos querían jugar con él. Jose se sintió feliz de poder alegrar a sus compañeros.

Por su parte, Maykel estaba cada vez más enojado al ver la felicidad que el juguete reparado traía a los demás. Decidió tomar medidas extremas y robó el juguete de la mochila de Jose. Sin embargo, cuando Jose se dio cuenta de lo que había pasado, en vez de enfadarse, pensó en cómo ayudar a Maykel.

Fue a hablar con él y le preguntó por qué había hecho algo así. Maykel, sorprendido por la amabilidad de Jose, le contó que nunca había tenido muchos juguetes y que sentía envidia de cómo José podía arreglar el juguete y hacer feliz a los demás. Jose, en lugar de enojarse, le propuso a Maykel que juntos buscaran una solución. Decidieron hablar con los adultos del pueblo para organizar un día en el que todos los niños pudieran traer juguetes viejos para arreglar y compartir entre todos. Así, Maykel también podría experimentar la alegría de ayudar a los demás.

Al final, el día del evento fue un éxito. Todos los niños, incluido Maykel, colaboraron para arreglar los juguetes viejos y disfrutaron muchísimo jugando juntos. Maykel aprendió que la generosidad puede traer mucha más felicidad que la mezquindad, y Jose demostró que incluso los actos más desinteresados pueden cambiar el corazón de las personas.

Desde ese día, Maykel y Jose se convirtieron en buenos amigos, y juntos continuaron ayudando a quienes los rodeaban.