El corazón mágico de Lola


Había una vez una niña llamada Lola, que tenía un corazón muy especial. Su corazón podía cambiar de color según la emoción que estaba sintiendo en ese momento.

Si estaba feliz, su corazón se volvía amarillo brillante como el sol. Si estaba triste, su corazón se tornaba azul como el cielo en un día nublado. Y si estaba enojada, su corazón se ponía rojo como un tomate maduro.

Lola amaba tener un corazón tan mágico y siempre mostraba sus emociones a través de los colores de su corazón. Pero un día algo terrible ocurrió: ¡todos los colores desaparecieron! El corazoncito de Lola ahora era blanco y vacío.

Lola no sabía qué hacer sin sus hermosos colores. Se sentó bajo un árbol y comenzó a llorar por la tristeza que sentía dentro de ella. En ese momento, apareció Tomi, el conejito curioso que vivía cerca del árbol.

Tomi vio a Lola llorando y fue a consolarla. "¿Qué te pasa, Lola? ¿Por qué estás tan triste?"- preguntó Tomi preocupado. "Mis colores desaparecieron y ahora mi corazón está vacío"- respondió Lola entre sollozos. Tomi pensó por un momento y luego dijo: "No te preocupes, Lola.

Seguro que podemos encontrar tus colores juntos". Lola secó sus lágrimas y decidió seguir a Tomi en esta aventura emocionante para encontrar sus preciosos colores perdidos. Caminaron por el bosque encantado hasta llegar al lago mágico.

Allí, encontraron a Lucas, el patito sabio. "Hola chicos, ¿en qué puedo ayudarlos?"- preguntó Lucas amablemente.

Lola explicó su problema y Lucas les dijo: "Si quieren encontrar sus colores perdidos, deben buscar en el lugar donde experimentaron esas emociones por última vez". Con esta nueva pista, Lola y Tomi regresaron al árbol donde Lola solía jugar felizmente. Pero no había rastros de su color amarillo brillante. Después fueron al lugar donde Lola se había sentido triste por última vez.

Pero tampoco encontraron ningún rastro del color azul en su corazón. Finalmente, llegaron al parque donde Lola había estado muy enojada hace unos días.

Y ahí, entre los arbustos verdes y las flores rojas, encontraron un pequeño frasco con todos los colores de su corazón dentro. "¡Lo encontramos! ¡Mis colores están de vuelta!"- exclamó Lola emocionada. Lola abrió el frasco y dejó que los colores volvieran a llenar su corazón.

Su sonrisa volvió a iluminar el mundo mientras su corazón volvía a ser tan mágico como siempre. Desde ese día en adelante, Lola aprendió que aunque los colores pueden desaparecer a veces, siempre hay una forma de encontrarlos nuevamente.

Aprendió también que es importante expresar nuestras emociones y compartir nuestros sentimientos con otros para poder recibir ayuda cuando la necesitamos.

Y así fue como Lola vivió muchas aventuras más junto a sus amigos Tomi y Lucas mientras seguían explorando el mundo mágico de las emociones y los colores de su corazón.

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