El corazón que voló alto


En un tranquilo pueblo argentino vivía un chico llamado Juan Cruz, a quien le encantaba volar barriletes. Todos los días, Juan Cruz se iba al campo con su colorido barrilete y su fiel paraguas, dispuesto a conquistar el cielo.

Tenía un corazón valiente y soñador, que lo impulsaba a buscar la aventura en lo más alto. Un día, mientras volaba su barrilete, una ráfaga de viento lo elevó tan alto que Juan Cruz soltó el hilo por sorpresa.

El barrilete se alejaba cada vez más, y parecía que se perdería para siempre en el firmamento. Juan Cruz empezó a correr y, en su desesperación, tropezó con un objeto brillante: era un corazón de madera tallado con esmero.

Sin imaginarlo, había encontrado un corazón que había caído del cielo. -“¿Qué haces aquí, pequeño corazón? ”, preguntó Juan Cruz con dulzura. El corazón misteriosamente comenzó a latir y a levitar, guiando a Juan Cruz en su búsqueda del barrilete perdido.

Juntos emprendieron un viaje lleno de aventuras, enfrentando desafíos y superando obstáculos con valentía y creatividad. Finalmente, el corazón llevó a Juan Cruz al barrilete, que había quedado atrapado en lo alto de un árbol.

Con la ayuda del paraguas, Juan Cruz logró recuperar su barrilete y, al bajar, el corazón dejó de latir y volvió a ser un simple adorno. Desde ese día, Juan Cruz aprendió que nunca debe rendirse y que siempre hay algo mágico esperando en las situaciones más inesperadas.

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