El Corazón y sus Amigos



Había una vez en el cuerpo humano, un corazón muy especial llamado Corazóncito. Corazóncito era el encargado de bombear la sangre y mantenerla circulando por todo el cuerpo.

Vivía feliz en su hogar, el pecho de un niño llamado Benjamín. Un día, mientras Corazóncito trabajaba duro para llevar oxígeno y nutrientes a todos los tejidos del cuerpo de Benjamín, se dio cuenta de que algo no estaba bien.

Había un tejido en particular que no recibía suficiente sangre: las piernas. Corazóncito decidió investigar qué estaba pasando y descubrió que las arterias que llevaban la sangre a las piernas estaban bloqueadas.

Esto significaba que los músculos de las piernas no estaban recibiendo suficiente oxígeno y nutrientes para funcionar correctamente. - ¡Oh no! -exclamó Corazóncito preocupado-. ¡Las piernas necesitan ayuda! Decidió hablar con sus amigos Pulmocito y Cerebrita para buscar una solución juntos.

Pulmocito le dijo a Corazóncito que si él bombeaba más rápido, podría enviar más sangre a las piernas. Y Cerebrita sugirió hacer ejercicio regularmente para fortalecer los músculos de las piernas y mejorar la circulación. Corazóncito siguió los consejos de sus amigos al pie de la letra.

Comenzó a bombear más rápido y con cada latido enviaba más sangre hacia las piernas bloqueadas. Además, Benjamín comenzó a ejercitarse todos los días haciendo caminatas y estiramientos.

Poco a poco, las arterias de las piernas se fueron desbloqueando y la sangre pudo fluir libremente. Los músculos de las piernas recibieron el oxígeno y los nutrientes que necesitaban para estar sanos y fuertes. Corazóncito se sentía muy orgulloso de su logro, pero no se conformó con eso.

Siguió trabajando arduamente para mantener una circulación saludable en todo el cuerpo de Benjamín. Se aseguraba de llevar sangre llena de vida a cada rincón, desde la cabeza hasta los pies.

Un día, mientras Corazóncito descansaba después de un largo día de trabajo, Benjamín llegó corriendo emocionado. - ¡Corazóncito! ¡Gracias por cuidar tan bien de mí! Gracias a ti puedo jugar fútbol con mis amigos sin cansarme tanto. Corazóncito sonrió feliz y respondió:- No hay problema, Benjamín.

Estoy aquí para ti en cada latido. Recuerda siempre hacer ejercicio y alimentarte bien para mantenerme contento. Desde aquel día, Benjamín siguió los consejos de Corazóncito al pie de la letra.

Cuidaba su corazón haciendo deporte, comiendo frutas y verduras, bebiendo mucha agua y durmiendo lo suficiente. Y así, gracias al esfuerzo conjunto del corazón Corazóncito, los pulmones Pulmocito y el cerebro Cerebrita, Benjamín creció sano y fuerte.

Aprendió que cuidar su corazón era fundamental para tener una vida activa y llena de energía. Y colorín colorado, esta historia del corazón y la circulación ha terminado.

FIN.

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