El crecimiento compartido de Frijolito



Había una vez en un hermoso jardín, un pequeño frijolito llamado Frijolito. A pesar de tener muchas amigas plantas a su alrededor, se sentía triste porque era el único que no podía crecer.

Cada día veía cómo sus amigas florecían y crecían más altas, mientras él seguía siendo tan pequeño como el primer día. Un día, Frijolito decidió hablar con su amiga Gerbera, una flor muy sabia y cariñosa.

Le contó lo mal que se sentía por no poder crecer como las demás plantas del jardín. Gerbera lo escuchó con atención y le dijo:"Frijolito, la clave para crecer está dentro de ti. Solo debes encontrarla y aprender a cultivarla.

"Frijolito no entendió muy bien las palabras de Gerbera, pero confió en su amiga y decidió seguir su consejo. Comenzó a investigar sobre cómo podía encontrar esa clave para crecer. Observaba atentamente a las demás plantas e intentaba imitar todo lo que veía.

Un día, mientras regaba las raíces de sus amigas plantas, Frijolito notó algo diferente en el agua: unas pequeñas semillas flotaban en ella. Recordando las palabras de Gerbera sobre encontrar la clave dentro de él mismo, decidió probar algo nuevo.

Plantó una de esas semillas junto a sus raíces y esperó pacientemente. Días pasaron y Frijolito cuidaba con amor aquella semilla desconocida. Hasta que un buen día, vio asomarse un brotecito verde hacia la superficie de la tierra.

¡Estaba creciendo! Con emoción compartió la noticia con Gerbera. "¡Gerbera! ¡Mira! ¡Estoy creciendo!", exclamó Frijolito emocionado. Gerbera sonrió con ternura y le explicó:"La verdadera clave para crecer está en ayudar a otros a crecer también.

Al plantar esa semilla y cuidarla con amor, permitiste que tu propio potencial se desarrollara. "Frijolito comprendió entonces que el verdadero crecimiento viene del amor, la paciencia y la ayuda mutua entre amigos.

Desde ese día, siguió cuidando su planta nueva mientras continuaba siendo un amigo leal para todas las demás plantas del jardín.

Y así fue como Frijolito aprendió una valiosa lección: cuando ayudamos a los demás a florecer y crecer, también estamos cultivando nuestro propio camino hacia el éxito y la felicidad.

FIN.

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