El crecimiento del amor


Había una vez una niña llamada Francesca, que siempre soñaba con tener un hermanito. Le encantaba la idea de tener a alguien con quien jugar y compartir aventuras.

Así que cuando finalmente llegó el día en que su mamá le anunció que estaba embarazada, Francesca se llenó de emoción. Pasaron los meses y el día tan esperado llegó. El hermanito de Francesca nació y todos estaban muy felices.

Pero algo extraño comenzó a suceder dentro del corazón de Francesca. A medida que pasaba el tiempo, ella empezó a sentir celos hacia su hermano pequeño.

Un día, mientras jugaban en el jardín, Francesca se sentó junto a su mamá y le dijo: "- Mamá, ¿me quieres más o amas más al bebé?". La mamá sonrió dulcemente y respondió: "- Mi amor por ustedes dos es igualmente grande. Te amo incondicionalmente, mi querida Francesca". Francesca no entendía cómo podía ser posible eso.

Ella veía cómo su mamá cuidaba al bebé todo el tiempo y parecía estar siempre ocupada con él. Se preguntaba si acaso había hecho algo malo para merecer menos amor.

Un día, mientras ayudaba a su papá en la cocina, Francesca decidió contarle sus sentimientos. Con lágrimas en los ojos, le dijo: "- Papá, me siento triste porque creo que mamá me quiere menos ahora que tenemos al bebé".

Su papá la miró comprensivamente y le explicó: "- Querida hija, tu madre te ama mucho más de lo que puedas imaginar. Cuando nació tu hermanito, su amor se multiplicó, pero no se dividió. Mamá tiene suficiente amor para ambos".

Francesca aún tenía dudas, pero decidió observar más de cerca cómo su mamá cuidaba al bebé. Notó que la mirada de mamá estaba llena de ternura y cariño mientras lo sostenía en sus brazos.

Vio cómo ella también le dedicaba tiempo y atención a ella, aunque fuera en momentos diferentes. Un día, Francesca decidió hablar con su mamá sobre sus sentimientos. Con voz temblorosa, le dijo: "- Mamá, a veces siento celos del bebé porque pienso que lo quieres más que a mí".

La mamá abrazó fuertemente a Francesca y le respondió con amor: "- Mi pequeña princesa, te amo con todo mi corazón. Nunca podría amar más a uno de ustedes dos por encima del otro.

Cada uno es especial y único para mí". Francesca sintió un gran alivio al escuchar las palabras de su mamá. A partir de ese momento, comenzó a entender que el amor de una madre es inmenso e infinito.

A medida que pasaba el tiempo, los celos fueron desapareciendo poco a poco en el corazón de Francesca. Comenzó a disfrutar cada momento junto a su hermanito y comprendió que tenerlo no significaba perder el amor de su mamá.

Ella aprendió una valiosa lección: el amor no se divide ni disminuye cuando llega un nuevo miembro a la familia; simplemente crece y se expande.

Y así fue como Francesca descubrió que siempre sería amada incondicionalmente por su maravillosa mamá, sin importar cuántos hermanitos más llegaran a sus vidas.

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