El crecimiento mágico de Manuelito



Había una vez en un hermoso bosque, un pequeño árbol llamado Manuelito que soñaba con crecer alto y fuerte para poder tocar el cielo y bailar con el viento.

Manuelito era muy curioso y siempre estaba observando a los árboles más grandes a su alrededor, preguntándose cómo habían logrado crecer tanto. Un día, llegó al bosque una hada madrina llamada Violeta. Ella había escuchado los deseos de Manuelito y decidió ayudarlo en su desarrollo.

Con un toque de su varita mágica, le susurró al oído:- ¡Manuelito, querido árbol! Para crecer alto y fuerte como tus amigos del bosque, debes aprender a ser paciente y perseverante.

El camino no será fácil, pero con esfuerzo y dedicación podrás lograrlo. Manuelito asintió emocionado y se dispuso a seguir los consejos de Violeta. Comenzó a regar sus raíces todos los días, agradeciendo cada gota de agua que caía sobre ellas.

También aprendió a aprovechar la luz del sol para nutrirse y fortalecerse. Los meses pasaron y Manuelito comenzó a notar cambios en su cuerpo. Sus ramas se volvieron más verdes y frondosas, mientras que su tronco se hacía cada vez más robusto.

Estaba creciendo poco a poco, tal como le había indicado la hada madrina. Sin embargo, un día oscuro y tormentoso azotó el bosque con fuerza. Los vientos huracanados sacudieron violentamente a Manuelito, haciéndolo temblar de miedo.

- ¡Ayuda! ¡No quiero caerme! -gritaba desesperado Manuelito. En ese momento apareció Violeta volando entre las ramas agitadas por el viento.

Con voz firme le dijo:- ¡Tranquilo, Manuelito! Recuerda lo que te enseñé: sé fuerte como tu tronco, flexible como tus ramas y arraigado como tus raíces. Confía en ti mismo y resistirás cualquier tormenta. Manuelito respiró hondo e intentó seguir los consejos de Violeta.

Se aferró con fuerza al suelo con sus raíces mientras dejaba que sus ramas se movieran libremente con el viento. Poco a poco fue recuperando la calma hasta que finalmente la tormenta pasó. Al día siguiente, cuando salió el sol radiante sobre el bosque nuevamente, Manuelito sintió una sensación de orgullo recorrer todo su ser.

Había superado la prueba de la tormenta gracias a su fortaleza interior y confianza en sí mismo. Desde ese día en adelante, Manuelito siguió creciendo alto y fuerte sin importar las adversidades que enfrentara en su camino.

Siempre recordaba las enseñanzas de Violeta: ser paciente, perseverante y confiar en sí mismo eran las claves para alcanzar sus sueños.

Y así fue como Manuelito se convirtió en uno de los árboles más imponentes del bosque, inspirando a todos aquellos que lo rodeaban con su historia de superación y crecimiento constante.

FIN.

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