El Cuaderno de las Emociones



Había una vez, en un colegio de un pequeño pueblo, un grupo de amigos que compartían muchas aventuras y emociones. Entre ellos estaban Lucas, un niño curioso y soñador; Sofía, una gran artista; Juan, el más divertido del grupo; y Valentina, quien siempre tenía un consejo sabio para compartir.

Un día, durante el recreo, Sofía encontró un cuaderno olvidado en un rincón del patio.

"¡Miren esto!" - exclamó mientras lo levantaba con emoción.

"¿Qué es?" - preguntó Juan, acercándose curioso.

"Parece un cuaderno vacío, pero tiene algunas páginas escritas" - dijo Sofía abriendo el cuaderno.

En la primera página, había un título que decía: "El Cuaderno de las Emociones". Todos se miraron intrigados.

"¿Qué les parece si lo llenamos juntos con nuestras propias emociones?" - sugirió Valentina, con su mirada siempre inspiradora.

"¡Sí! ¡Sería genial!" - exclamó Lucas, imaginando todas las cosas que podrían escribir.

Así que, el grupo decidió llevar el cuaderno a su siguiente clase. Cuando la maestra les preguntó sobre sus emociones, los amigos comenzaron a escribir. Cada uno eligió una emoción para describir.

"Voy a escribir sobre la alegría", dijo Juan, que acababa de escuchar un chiste.

"Yo voy a hablar de la tristeza", dijo Lucas, recordando el día en que había despedido a su mascota.

"Yo quiero dibujar la sorpresa", comentó Sofía, con su lápiz dibujando algo súper colorido.

"Y yo escribiré sobre la angustia", dijo Valentina, quien había visto algún compañero que no se sentía bien.

Así, el cuaderno fue llenándose poco a poco, cada uno aportando sus pensamientos y experiencias. Un día, mientras escribían, Valentina notó que Lucas parecía triste, a pesar de que estaban todos juntos.

"¿Qué te pasa, Lucas?" - preguntó Valentina, preocupada.

"No sé, a veces siento que no soy tan bueno en la escuela como los demás", respondió Lucas con un suspiro.

"Eso no es verdad, ¡vos sos muy creativo!" - intervino Sofía.

"Sí, y todos tenemos algo en lo que sobresalimos", agregó Juan.

La conversación fue girando en torno a la amistad y cómo cada uno de ellos aportaba algo único al grupo. Desde ese día, decidieron que no solo escribirían en el cuaderno, sino que también serían más abiertos sobre sus emociones y lo que les pasaba.

Unos días después, recibieron la noticia de que habría una competencia de talentos en el colegio. Todos estaban muy emocionados, pero Lucas se sintió inseguro de participar.

"No sé si tengo talento como ustedes" - dijo con voz baja.

"¡Por supuesto que sí!" - dijo Juan. "Deberías mostrarle a todos tu creatividad. ¿Por qué no dibujas algo y lo compartís?"

"O podés contar una historia, Lucas!" - sugirió Sofía.

"Claro, nosotros te apoyaremos en lo que elijas" - concluyó Valentina.

Ante esa apoyo, Lucas se armó de valor. En los días previos al concurso, todos juntos ensayaron. Sofía hizo dibujos y los shared con Lucas; Juan hizo un espectáculo de marionetas y Valentina se encargó de darles consejos.

Finalmente, llegó el día del concurso. Lucas, con nervios y emoción, contó una hermosa historia llena de colores. Al terminar, el público aplaudió y todos sus amigos gritaban de alegría.

"¡Lo lograste, Lucas!" - decía Juan.

"¡Sos un genio!" - exclamó Sofía.

"Y vinimos a apoyarte, como lo prometimos" - agregó Valentina con una sonrisa.

Cuando terminó el concurso, el cuaderno estaba lleno de emociones, dibujos y relatos que ahora se convertían en un hermoso espejo de su amistad. Y así, descubrieron que lo importante no era el qué, sino el cómo y con quién compartían sus días.

Desde ese momento, el grupo decidió que el Cuaderno de las Emociones sería su tesoro y lo llevarían siempre, lleno de risas, lágrimas, dibujos y, sobre todo, mucha amistad.

Y así, todos aprendieron que compartir sus emociones no solo los unía como amigos, sino que también los ayudaba a crecer y comprenderse mejor.

El Cuaderno de las Emociones se convirtió en un símbolo de su amistad, un recordatorio de que juntos podían enfrentar cualquier desafío y celebrar cualquier alegría. Y con cada nuevo día en el colegio, llenaban otra página, creando la historia de su amistad.

FIN.

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