El Cuaderno de los Deseos



Había una vez una niña llamada Maby, que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas y bosques. Maby era una niña muy curiosa y siempre estaba buscando aventuras.

Un día, mientras exploraba el desván de su casa, encontró un viejo cuaderno con tapas de cuero. Sin pensarlo dos veces, lo abrió y descubrió que era un cuaderno mágico. Cada vez que escribía algo en él, se volvía realidad. Maby no podía creerlo y decidió probarlo.

Escribió "Quiero tener alas para volar". En ese momento, unas hermosas alas aparecieron en su espalda y pudo volar por encima de las montañas. Era la sensación más maravillosa que había experimentado.

Desde ese día, Maby usaba su cuaderno mágico para ayudar a los demás. Un día escribió "Quiero que todos los niños tengan comida suficiente". Al instante, todo el pueblo se llenó de comida deliciosa y nadie pasó hambre nunca más.

Maby también usaba su cuaderno mágico para aprender cosas nuevas. Si quería saber cómo bailar ballet o tocar piano, solo tenía que escribirlo en el cuaderno y al instante se convertía en experta en eso.

Un día, mientras paseaba por el bosque con sus amigos Lucas y Sofi, escucharon llantos provenientes de un arbusto cercano. Se acercaron rápidamente y encontraron a un pequeño conejito atrapado entre las ramas. "¡Pobrecito! Tenemos que ayudarlo", dijo Maby preocupada. "¿Cómo podemos hacerlo?" preguntó Lucas.

Maby sonrió y sacó su cuaderno mágico. Escribió "Quiero que el conejito sea libre". En ese momento, las ramas se abrieron y el conejito pudo escapar. "¡Gracias, Maby! Eres la mejor", exclamaron Lucas y Sofi emocionados.

Un día, mientras Maby estaba en la escuela, un niño llamado Tomás comenzó a burlarse de ella por tener un cuaderno diferente. Maby se sintió triste y decidió escribir algo en su cuaderno para solucionarlo.

Escribió "Quiero que Tomás aprenda a ser amable". Al instante, Tomás cambió su actitud y se disculpó con Maby. Desde ese día, todos los niños del colegio aprendieron a respetar las diferencias de los demás.

Con el tiempo, Maby se dio cuenta de que ser responsable con su poder era muy importante. No podía usar el cuaderno mágico para cosas egoístas o dañinas. Aprendió que ayudar a los demás era lo más valioso que podía hacer con su poder especial.

Así pasaban los días en la vida de Maby y su cuaderno mágico. Juntos vivieron muchas aventuras emocionantes y siempre ayudaron a quienes lo necesitaban. Moral de la historia: La magia puede estar dentro de nosotros mismos si sabemos cómo utilizarla correctamente.

Ayudar a los demás es una forma maravillosa de utilizar nuestros talentos especiales para hacer del mundo un lugar mejor.

FIN.

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