El cuaderno perdido
Era un soleado día en la escuela Manos a la Obra, y tres estudiantes estaban en el aula. Tomás, el alumno más estudioso y organizado, siempre llegaba con su mochila ordenada, sus tareas al día y su cuaderno completamente limpio. Por otro lado, estaban Lucas y Sofía, quienes a menudo se olvidaban de hacer sus tareas y preferían distraerse charlando entre ellos.
Un día, la maestra, la señora Miriam, anunció una actividad especial.
"Hoy voy a darles un premio al que más trabajos complete a lo largo de la semana", dijo con una sonrisa.
Tomás, al oír esto, se emocionó.
"¡Genial! Estoy listo para trabajar y ganar ese premio!"
Lucas se cruzó de brazos y dijo:
"No me interesa ganar premios, eso no es para mí".
Sofía soltó una risita.
"Yo no estoy para eso. ¡Me divierto más haciendo tonterías!"
Tomás, sin desanimarse, se puso a trabajar en su tarea al instante. Pero al día siguiente, cuando llegó al aula, se dio cuenta de que su cuaderno estaba desaparecido.
"¡No! ¡Mi cuaderno!" exclamó preocupado.
Sus amigos, al verlo angustiado, se acercaron.
"¿Qué pasa, Tomás?" preguntó Sofía.
"Alguien se llevó mi cuaderno, ¡tenía todas mis tareas ahí!"
Lucas soltó un suspiro.
"Eso es tan triste, che. ¿Cómo vas a entregar tu trabajo ahora?"
Tomás se quedó pensativo.
"No sé, espero que lo encuentre pronto".
Los días pasaron y al mismo tiempo, Tomás comenzaba a notar que Lucas y Sofía no hacían ningún esfuerzo por ayudarlo a buscar su cuaderno. Sarcástico, Lucas dijo:
"¿Por qué no mejor hacemos una fiesta en lugar de buscar un cuaderno?"
Tomás, sintiéndose frustado, decidió que tenía que encontrarlo por sí mismo. Esa tarde, decidió hablar con la señora Miriam.
"Señora, creo que alguien se llevó mi cuaderno. ¿Puedo hacer algo para recuperarlo?"
La maestra sonriente dijo:
"Claro, Tomás. Todos perdemos cosas de vez en cuando. Vamos a buscarlo. ¿Por qué no preguntas a tus compañeros si lo han visto?"
Al día siguiente, durante el receso, para su sorpresa, Lucas y Sofía estaban conversando a un lado.
"¡No puedo creer que Tomás esté tan angustiado por un cuaderno!" decía Sofía.
"Sí, es solo un cuaderno, ¿no?" respondió Lucas, con desdén.
Tomás se acercó sigilosamente y, de repente, escuchó un susurro entre ellos.
"No lo sé, pero si no hacemos nada, nunca dejará de ser un 'alumno perfecto'" dijo Lucas.
Tomás, sintiendo una punzada de decepción, se atrevió a preguntarles:
"¿Ustedes saben algo de mi cuaderno?"
Sofía miró hacia el otro lado mientras Lucas se quedó callado.
"No, no tenemos idea" dijo Lucas, tratando de sonar despreocupado.
Tomás sintió que debía hacer algo.
"¿Y si hacemos un acuerdo?" propuso.
"Si alguno de ustedes encuentra mi cuaderno, yo les ayudaré con sus tareas. Podríamos trabajar juntos y ayudarnos, ¿les parece?"
Lucas, viendo la oportunidad de salir de su pereza, pensó por un momento.
"Está bien. Si encontramos tu cuaderno, hacemos esa trato".
Sofía asintió, muy intrigada.
"Puede ser divertido ser un equipo. ¡Acción!"
Los tres decidieron fusionar sus talentos. Mientras se dividían, de repente, Lucas se dio cuenta de que había un rincón en su mochila en donde había algo escondido.
"Un momento... ¿Qué es esto?" dijo con miedo.
Al hurgar, se dio cuenta de que su compañero había tomado el cuaderno de Tomás solo porque quería desquitarse de no ser el mejor, pero eso no estaba bien. Miró a Sofía dándole un fuerte golpe en el brazo.
"¡Mirá lo que encontré!"
Tomás se acercó rápidamente y reconoció su cuaderno.
"¡Ese es!"
Lucas, sintiéndose culpable, dijo:
"Perdón, no debí tocarlo. Me dejé llevar por la envidia".
Sofía, muy sorprendida, dijo:
"Tomás, te juro que no estaba enterada de esto. No tendríamos que haber robado".
Tomás, con una sonrisa, respondió:
"No se preocupen, lo importante es que lo encontraron. Ahora, ¿qué tal si cumplimos nuestro acuerdo y trabajamos juntos?"
Así, los tres comenzaron a trabajar en equipo. Al final de la semana, Tomás confesó que había aprendido que el trabajo en equipo podía ser más divertido.
La señora Miriam elogió a los tres por haber recuperado el cuaderno y hacer las actividades juntos.
"A veces, el mejor camino hacia el éxito es la unión. Así que, ¡felicitaciones a todos!"
Desde ese día, Tomás, Lucas y Sofía aprendieron que cada uno tiene algo valioso para aportar y que, aunque a veces surjan problemas, siempre se puede encontrar una solución cuando se trabaja en equipo.
FIN.