El Cuaderno que Respondía Todo
En un pequeño pueblo llamado Azulejo, vivía un niño llamado Teo, conocido por su curiosidad insaciable. Cada día, después de la escuela, Teo exploraba nuevos lugares llenos de misterios. Pero un día, encontró algo increíble: un viejo cuaderno, polvoriento y con una tapa desgastada, escondido entre los arbustos del parque.
Teo, emocionado, abrió el cuaderno y, sorprendentemente, lo primero que vio fue una frase que decía: 'Escribe tu pregunta y obtendrás una respuesta'.
"No puede ser, ¡esto es mágico!" - exclamó Teo.
El niño decidió probarlo. Con un lápiz en la mano, escribió:
"¿Cuál es el animal más rápido del mundo?"
Para su asombro, al girar la página, ¡la respuesta apareció!"El guepardo". Teo saltó de alegría.
Desde ese día, el cuaderno se convirtió en su compañero inseparable. Preguntaba sobre todo lo que le intrigaba:
"¿Cómo vuelan los pájaros?" - escribió. Al instante, las páginas le contaban sobre la aerodinámica y cómo sus alas les permitían volar.
Pero un día, mientras pensaba en voz alta, dejó la pregunta en el aire:
"Oh, ¿y qué pasaría si tuviera un deseo?"
Al girar la página, una respuesta le hizo reflexionar: "Los deseos pueden traer sorpresas, sé cuidadoso con lo que pidas". Teo se rió, pero no prestó atención.
La curiosidad siguió creciendo. Entonces, un día soleado, decidió desear un día perfecto en la playa, lleno de juegos y diversión. Apenas escribió la pregunta, de repente, el cielo se nubló y el viento comenzó a soplar con fuerza. Las olas del río cercano comenzaron a agitarse como si estuvieran listas para una aventura. ¡Era una tormenta!"¡Ay no! Yo solo quería un día en la playa, no esto!" - gritó Teo, asustado.
Rápidamente, recordó lo que decía el cuaderno. Así que lo abrió y escribió con urgencia:
"¿Cómo puedo arreglar esto?"
La respuesta emergió: "Lo que vale un deseo es cómo lo usas. Comparte tu alegría con los demás y se hará realidad".
Teo se dio cuenta de que había sido egoísta. Así que, corrió por el pueblo gritando:
"¡Vengan todos a ajudarme! ¡Hagamos un día de juegos en el parque! ¡Con comida, música y mucho sol!"
Los vecinos, sorprendidos por su entusiasmo, se unieron a él. Así, con un poco de trabajo en equipo y mucha buena voluntad, lograron armar un festival en el parque. Todos se divirtieron, rieron y bailaron, mientras el cielo se despejaba lentamente.
Cuando el sol brilló de nuevo, Teo miró a su alrededor, lleno de felicidad.
"¡Miren! ¡Teníamos un día perfecto!" - dijo, abrazando el cuaderno.
Desde aquel día, el cuaderno no sólo le brindó respuestas, sino también una lección: lo importante no es solo lo que uno desea, sino cómo ese deseo puede llevar alegría a todos. Teo entendió que compartir y hacer felices a los demás era el verdadero sentido de desear.
Y así, el cuaderno permaneció con él, lleno de respuestas, pero ahora, también de bondad y nuevas aventuras por descubrir. Teo aprendió a hacer preguntas no solo para él, sino para crear un mundo mejor a su alrededor.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.