El cuadrado gigante


Érase una vez en un pueblo colorido y alegre, donde vivían figuras geométricas de todo tipo. Había círculos, triángulos, rectángulos y, por supuesto, cuadrados.

Entre ellos se encontraba un cuadrado especial, un cuadrado gigante que se destacaba por su tamaño imponente y su espíritu amigable. Su nombre era Cuadradón. Cuadradón era conocido por su amabilidad y por siempre estar dispuesto a ayudar a sus amigos.

Un día, Cuadradón escuchó a sus amigos círculos hablar sobre una competencia de baloncesto en la que participarían diferentes figuras geométricas. Sin dudarlo, Cuadradón decidió unirse al equipo y mostrar sus habilidades en la cancha. "¡Hola amigos! Escuché sobre el torneo de baloncesto. ¿Puedo unirme a su equipo?" - preguntó Cuadradón con entusiasmo. "Claro, Cuadradón.

¡Será genial tenerte en nuestro equipo!" - respondieron los círculos emocionados. Llegó el día del torneo y el equipo de Cuadradón se enfrentó a diferentes figuras geométricas.

A pesar de su tamaño, Cuadradón demostró ser ágil y hábil en la cancha, anotando puntos y ayudando a su equipo a llegar a la final. El gran desafío llegó cuando se enfrentaron al equipo de triángulos, quienes eran conocidos por su velocidad y precisión.

El partido estuvo reñido, pero Cuadradón y su equipo no se rindieron. Con astucia y trabajo en equipo, lograron superar a los triángulos y ganar el torneo. Cuadradón demostró que, a pesar de ser grande, podía moverse con agilidad y ser un gran competidor.

Desde ese día, Cuadradón se convirtió en un ejemplo para todos en el pueblo geométrico. Les enseñó que lo importante no era el tamaño, sino la determinación, el espíritu deportivo y la capacidad de trabajar en equipo.

Y así, Cuadradón vivió feliz, sabiendo que había dejado una huella positiva en su comunidad.

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