El Cuadrilátero y sus Amigos Matemáticos



Era un día soleado y radiante en la Ciudad de Geometría, donde figuras como el Triángulo, el Círculo y el Cuadrilátero convivían en armonía. Pero había un pequeño problema que angustiaba a nuestro amigo Cuadrilátero. Desde hacía días, se encontraba sumido en pensamientos profundos sobre su perímetro.

"No sé cómo calcular mi perímetro, y eso me hace sentir incompleto", suspiraba el Cuadrilátero mientras caminaba por el parque.

Al escuchar sus quejas, el Triángulo, que siempre estaba listo para ayudar, se acercó con una sonrisa.

"¡Vamos, amigo! No te preocupes. ¡Podemos resolverlo juntos!"

El Cuadrilátero se giró sorprendido.

"¿Tú sabes cómo?"

"Claro, no hay nada que no se pueda aprender. ¿Te acuerdas de lo que se necesita para encontrar el perímetro de una figura? ¡Debes sumar todos los lados!"

Entusiasmado, el Cuadrilátero empezó a contar sus lados en voz alta.

"Entonces, si tengo un lado que mide 4 cm, otro que mide 3 cm, otro que mide 4 cm y otro que mide 5 cm, debo sumar 4 + 3 + 4 + 5... ¡Espera! ¡Eso suma 16 cm!"

"¡Exacto! ¡Bien hecho!" aplaudió el Triángulo.

Pero el Cuadrilátero todavía tenía dudas.

"Pero Triángulo, ¿y si cambio las medidas de los lados? ¡No sé si siempre voy a poder sumarlos!"

En ese instante, apareció el Círculo, rodando con alegría.

"¡Hola, amigos! Escuché su conversación y me encanta lo que están haciendo. Cuadrilátero, no te preocupes si cambias de medida. Puedes aplicar la misma regla siempre que necesites hallar tu perímetro. ¡Es como si tuvieras un superpoder!"

"¿Un superpoder?" preguntó el Cuadrilátero intrigado.

"Claro. Cada vez que te encuentres con un nuevo conjunto de medidas, solo recuerda sumar todos tus lados. Así siempre sabrás tu perímetro", explicó el Círculo.

El Cuadrilátero se sintió más confiado, pero de repente un gran rayo de luz iluminó el cielo, y de la nada, apareció un misterioso Rectángulo.

"¿Quién me llama?" preguntó el Rectángulo, con una voz profunda y poderosa.

Todos miraron al Rectángulo con asombro.

"Soy el Rectángulo y tengo una misión. Quiero ayudarte a entender más sobre el perímetro y las formas."

"¿Cómo puedes ayudarme?" cuestionó el Cuadrilátero.

El Rectángulo se acercó, extendiendo sus lados.

"¡Vamos a hacer un juego! Cada uno de nosotros tendrá que presentarse, y diremos qué figura somos y cuál es nuestra fórmula para hallar el perímetro. El que haga la mejor presentación se llevará un premio."

"¿Qué premio?" preguntó el Triángulo con curiosidad.

"El orgullo de ser el mejor en matemáticas. ¿Se animan?" retó el Rectángulo.

Todos se miraron emocionados y aceptaron. El Triángulo fue primero:

"Soy el Triángulo, y mi perímetro se calcula sumando todos mis lados. ¡Y a veces incluso me pongo creativo!" El Triángulo giró sobre sí mismo, haciendo un baile divertido.

"¡Genial!" aplaudieron Cuadrilátero y Círculo.

Luego fue el turno del Círculo:

"Y yo soy el Círculo. Aunque no tengo lados, mi perímetro se llama circunferencia, y lo encuentro multiplicando mi diámetro por 3.14." El Círculo giró como un trompo, haciendo reír a todos.

Finalmente, fue el turno del Cuadrilátero:

"Soy el Cuadrilátero, y debo sumar todos mis lados para saber mi perímetro. A veces puedo ser cuadrado, rectangular o incluso irregular, pero siempre seré especial. ¡Siempre sumaré mis lados para ayudar a mis amigos!" El Cuadrilátero hizo un movimiento de baile al recibir los aplausos.

"¡Excelente!" exclamó el Rectángulo. "Todos han hecho un gran trabajo. Y ahora, cuéntenme, ¿qué han aprendido?"

"¡Que podemos jugar con las cifras y que cada forma tiene su manera de calcular el perímetro!" dijo emocionado el Cuadrilátero.

El Rectángulo sonrió ampliamente.

"Exactamente, amigos. Matemáticas son diversión, y lo más importante es que siempre juntos aprenderemos y creceremos."

Con ese espíritu, el Cuadrilátero, el Triángulo, el Círculo y el Rectángulo decidieron hacer de la Ciudad de Geometría un lugar mágico, lleno de cálculos, risas y aprendizajes. Desde ese día, nunca volvió a sentir dudas sobre su perímetro y siempre se ayudaban mutuamente. ¡Y así, la amistad y las matemáticas se convirtieron en el mejor de los perímetros!

FIN.

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