El Cuarto Rey Mago y la Gran Aventura
En un lejano reino lleno de estrellas brillantes y caminos dorados, existían tres Reyes Magos: Melchor, Gaspar y Baltasar. Cada uno traía regalos únicos para celebrar la llegada de un niño especial. Sin embargo, había un cuarto rey, llamado Jairo, que soñaba con unirse a ellos en su aventura.
Una noche estrellada, mientras los tres Reyes se preparaban para su viaje, Jairo se asomó tímidamente.
"¡Hola! Soy Jairo, y quiero ser un Rey Mago también. He traído un regalo muy especial, pero... no sé si puedo ir con ustedes".
Melchor miró a Gaspar y Baltasar, dudando un poco.
"Pero, Jairo, ¿tienes todo lo que necesitas para el viaje?" preguntó Gaspar, curioso.
"Sí, he preparado un presente muy especial. Son semillas de amistad, que traen alegría y unión a quienes las plantan. Pero no tengo oro, ni incienso, ni mirra como ustedes". Dijo Jairo, con una mezcla de emoción y tristeza.
Baltasar, siempre amable, le sonrió.
"No necesitas tener oro para ser un Rey Mago. La amistad y el amor son los regalos más importantes. Ven con nosotros, te acompañaremos".
Con un gran corazón lleno de esperanza, Jairo se unió a ellos. Al poco tiempo, en su camino se encontraron con un pequeño pueblo que estaba triste por el invierno frío que llegaba. Las personas no solo necesitaban regalos, también necesitaban abrigo y compañía.
"¿Qué haremos, amigos?" preguntó Melchor, viendo la tristeza en los rostros de los habitantes.
Gaspar pensó y exclamó:
"Podemos compartir nuestros regalos y ayudarles a sentir calidez en sus corazones".
Baltasar propuso una idea, e intrigado, dijo:
"¿Qué tal si Jairo comparte sus semillas de amistad? Así todos pueden plantar con amor y crear un espacio lleno de alegría".
Los Reyes empezaron a repartir sus regalos. Melchor entregaba oro a los más necesitados, Gaspar compartía incienso que llenaba el aire de fragancias hermosas, y Baltasar con su mirra ofrecía dulces que hacían sonreír a los niños.
Jairo, con su alegría contagiosa, repartía semillas y les enseñaba a todos cómo plantarlas. Los niños formaron un círculo alrededor de él.
"¡Plantemos juntos! Estas semillas crecerán y nos recordarán siempre lo importante que es estar unidos y ser amigos".
Mientras plantaban, un viento suave comenzó a soplar, y de repente, los brotes verdes empezaron a surgir del suelo, llenando el ambiente de color y vida. El pueblo, que antes lucía gris y triste, se llenó de risas y colores.
"¡Miren! ¡La amistad ha florecido!" gritó un niño emocionado.
Jairo sonrió al ver la felicidad en el pueblo. Sin embargo, mientras celebraban, un gran problema apareció. Una tormenta repentina se avecinaba.
"¡Rápido! Debemos ayudar a proteger a las personas de la tormenta!" exclamó Baltasar.
Los Reyes Magos se unieron. Melchor y Gaspar armaron refugios con ramas y hojas, mientras que Jairo, lleno de energía, guió a los niños para que ayudaran a sus padres.
"¡No se preocupen! ¡Juntos podemos hacerlo!"
La tormenta llegó, pero gracias al trabajo en equipo, lograron mantener a todos a salvo. Cuando la tormenta pasó, el pueblo resplandecía aún más. Los brotes de amistad brillaban bajo el sol.
"¡Lo hicimos, amigos! Ahora todos estamos juntos!" dijo Jairo, recordando que no solo eran Reyes, sino amigos.
Con el trabajo en equipo, el pueblo aprendió que lo más importante no eran los regalos materiales, sino la unión y el amor que se compartían. Con el tiempo, las semillas de Jairo florecieron y se convirtieron en un hermoso jardín donde todos se reunían para jugar y celebrar.
"Gracias por dejarme ser parte de esto, amigos. Aprendí que un corazón lleno de amor puede ofrecer los mejores regalos".
Y así, Jairo se convirtió en el cuarto Rey Mago, recordando a todos que la amistad es el regalo más maravilloso de todos. Con el tiempo, sus semillas de amistad se expandieron por todo el reino, mostrando que, unidos, todo es posible.
Los Reyes se miraron satisfechos y, juntos, continuaron su camino, con Jairo ahora como uno de ellos. Y de esa forma, los cuatro Reyes Magos viajaban juntos, llevando alegría y esperanza a todos los rincones del mundo.
FIN.